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Laura Aguila educadora

¿Qué son los Ambientes de Aprendizaje en la educación inclusiva?

En términos generales, el concepto de ambiente va más allá del simple espacio físico, como el entorno natural y la disposición de materiales, en el campo educativo los ambientes implican relaciones humanas que aportan sentido a la existencia y a la construcción significativa de la cultura, por lo que un ambiente de aprendizaje  se entiende como un espacio en el que los estudiantes interactúan, bajo condiciones y circunstancias físicas, humanas, sociales y culturales propicias, para generar experiencias de aprendizaje significativo y con sentido.

Para la Dra. Frida Díaz Barriga Arceo “el ambiente de aprendizaje promueve la interacción entre las condiciones objetivas del medio social y las características internas del que aprende, como énfasis en una educación que desarrolle las capacidades reflexivas y el pensamiento, el deseo de seguir aprendiendo y los ideales democrático y humanitario” (2010). 

Dentro de los centros educativos, el ambiente de aprendizaje propicia también sentido de pertenencia tanto para las y los docentes como en las y los estudiantes, constituyéndose como una  realidad contextual que se construye día a día a través de la interacción de todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza y aprendizaje, y es justamente por estas razones que el diseño de estos ambientes necesitan responder a las necesidades reales de diversificar y flexibilizar las estrategias para consolidar los conocimientos. Es imprescindible que este diseño y construcción de ambientes  estimule y oriente a las y los alumnos hacia el logro de objetivos a través de una comunicación horizontal, asertiva y de cooperación que integre dinámicas, acciones y experiencias que faciliten los propósitos y logros educativos, por medio de proyectos educativos flexibles que permitan la articulación de toda la comunidad educativa.

Recordemos que la “pedagogía de la curiosidad” invita a estimular justamente el gusto por indagar, por sorprenderse, crear y emocionarse para lograr que los aprendizajes sean más significativos, y si en el entorno escolar  se trabaja para facilitar a todos los estudiantes el contacto con materiales y actividades que permitan aprendizajes cognitivos, afectivos y sociales, la probabilidad de que estos ambientes áulicos y escolares al ser construidos con la participación de todos los involucrados favorezcan la convivencia y el aprendizaje efectivo se incrementa.

Si bien es cierto que el ambiente educa, un ambiente de aprendizaje además implica contar con una dimensión ética y un clima cultural en el que el sujeto construye y reconstruye, a través de palabras, juicios, símbolos y el lenguaje, por lo que un ambiente de aprendizaje pertinente favorece el desarrollo del lenguaje, permite la construcción de conocimientos, promueve la investigación, facilita la expresión y la creación. 

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Las nuevas generaciones de docentes requieren tener presente que los ambientes de aprendizaje influyen en cada uno de sus estudiantes, por lo que la necesidad de considerarlos en su diaria práctica educativa les permitirán diversificar las formas de enseñar, revitalizar sus estrategias, innovar con materiales y maneras de trabajar a través de una planeación de clase que considere y atienda a la diversidad de su población de estudiantes,  promoviendo así una transformación del ambiente áulico en un espacio incluyente.

Y cuando se aborda el término “inclusión” se necesita ser muy respetuoso y cuidadoso, ya que implica transitar gradualmente en modificar los espacios, materiales, proyectos y principalmente los valores para que las escuelas adopten prácticas incluyentes. Surge también la necesidad de generar espacios de capacitación formativa para todos los actores involucrados  en el quehacer educativo para garantizar un trato de equidad desde el personal directivo, docente y administrativo que permita transmitirlo a las y los estudiantes a través de un trato que facilite el respetar y atender la diversidad personal, social y cultural de los estudiantes.

De este modo, para diseñar un ambiente de “escuela incluyente” la primera condición que se requiere es brindar a los profesores y directivos escolares, ambientes flexibles y con equidad para la atención a la diversidad de los estudiantes y sus contextos, en donde se resalte y privilegie el derecho que tienen niñas, niños y jóvenes de este país a una educación de calidad, y mostrando especial esmero en el manejo de conceptos como “integración escolar”, “inclusión educativa” y “educación inclusiva”, ya que por lo común tienden a usarse como sinónimos. Si bien estos términos no son excluyentes unos de otros, cabe señalar que la “integración escolar” refiere al propósito de que todos los niños, niñas y jóvenes independientemente de su condición personal o social, tengan acceso a la educación, disminuyendo así los procesos de marginación y exclusión a los que se enfrentan.

El término “inclusión educativa” es más amplio que el de integración al sentar las bases para la incorporación de estudiantes con alguna discapacidad o condición social y/o cultural diferente, en un ambiente de escuela regular. Su margen de acción se amplía al considerar también a poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, como son las mujeres, las personas indígenas, los migrantes, etc., buscando además adaptar los sistemas de enseñanza para dar respuesta a las necesidades de las comunidades.

Cuando se habla de “educación inclusiva” ya es un nivel más extenso y vasto que la integración e inclusión escolar, debido a que conlleva y compromete un cambio de enfoque en la educación de niñas, niños y jóvenes para mejorar la estructura de una escuela de tal forma que niñas, niños, jóvenes, sus familias y el personal puedan sentirse arropados, bienvenidos, implicados, valorados, “incluidos”.

Con un modelo de educación inclusiva lo que se pretende es incrementar la participación de niñas, niños y jóvenes reduciendo o eliminando su exclusión; reestructurar las políticas y prácticas educativas para que se transformen a ser más sensibles y conscientes de la diversidad; brindar una valoración igualitaria a todos los miembros de la comunidad: niños, niñas, jóvenes, padres, cuidadores y personal de las escuelas. 

También se visualiza a través de este modelo, reducir al máximo las barreras para el juego, el aprendizaje y la participación de todos y cada uno de las y los estudiantes, no solamente de quienes tienen discapacidad o necesidades educativas especiales, reconociendo que la inclusión en la educación está directamente relacionada con la inclusión en  la sociedad. Por lo tanto, se precisa entender que la “educación inclusiva” va mucho más allá de solamente resolver las necesidades particulares de algunos miembros de las comunidades, sino que representa un modelo educativo para TODOS los estudiantes al ser reconocidos como “sujetos individuales”, con diversidad de contextos familiares y sociales, así como necesidades educativas que precisan ser atendidas por los diversos agentes educativos.

El principio fundamental de la educación inclusiva subraya Mel Ainscow, investigador del Centro de Necesidades Educativas, de la Universidad de Manchester, radica en que cada niño/a tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos y deben ser los sistemas educativos los que estén diseñados para atenderlos, y los programas educativos puestos en marcha, teniendo en cuenta la amplia diversidad de dichas características y necesidades.

Para Tony Booth quien fuera catedrático de la Universidad de Cambridge, “la educación inclusiva es el proceso que tiene que desarrollar la sociedad para garantizar el aprendizaje y la participación de todos, alumnos, profesores y padres, en la vida escolar, con atención a la diversidad y a la vulnerabilidad. La inclusión educativa es un reto para la educación y para la sociedad, porque lo tenemos que hacer juntos. En el ámbito educativo hay mucha gente trabajando, pero no siempre se trabaja de forma coordinada”.

Con base en estas aportaciones, se observa que la educación inclusiva está orientada a brindar las respuestas pertinentes a todo un amplio abanico de necesidades educativas en contextos pedagógicos tanto escolares como extraescolares. La educación inclusiva comprende y asume a la diversidad como una característica inherente a los seres humanos y grupos sociales, y por lo tanto demanda ser considerada y respetada en beneficio de cada uno de sus integrantes, para impulsarlos a lograr los objetivos y metas que cada individuo tenga en la vida.

Finalicemos reflexionando un poco con la siguiente frase de Umberto Eco: 

“La belleza del universo no es sola la unidad de la variedad, sino también la diversidad en la unidad”.


Laura Águila Franco

@laura_aguila

Lic. en Psicología por la UNAM. Me he desempeñado como Psicóloga Escolar por espacio de 20 años, y como Directora Académica en los niveles de Preescolar y Primaria en colegios privados los últimos 15 años.

Formadora de Directivos y Docentes en la Reforma Integral de la Educación Básica (UNAM-SEP, 2009-2010), Participante en el Sexto Congreso Nacional de Primaria 2014 “Desafíos en el Aula”, en la Unidad de Congresos del CMN Siglo XXI.


Los comentarios realizados por las plumas invitadas en dlpoder.com reflejan perspectivas y análisis personales. DLpoder es un medio de comunicación democrático en donde todas las perspectivas aportan valor y son respetadas sin discrepancia.

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