El partido político del virtual presidente electo López Obrador, se ve en la necesidad de madurar o morir. La historia muestra que los partidos que se han basado única y exclusivamente en la figura de su líder, tienden a desaparecer fácilmente; y eso se debe a la falta de organización por parte de sus militantes en cuanto a la formación de una estructura.
Sin embargo, para realizar la estructura se necesita estar verdaderamente comprometido con la causa y tener elementos provistos por el partido. No obstante, en el caso de Morena, es bien sabido que las personas que ahí laboran no reciben hasta el momento un salario por parte del instituto político, sino que lo hacen por “amor a la patria y al partido.” Más allá de la presidenta del partido, a nivel local muchas personas no devengan salario alguno, al momento.
Así que, como es de esperarse, el proceso de estructuración va a tardar un tiempo pues cosas tan necesarias, como lo son los formatos para afiliación, están agotados y por ende los militantes tienen que poner de su bolsillo para tener acceso a una fotocopia del mismo y así poder afiliar gente. Además, tienen que hacer cooperaciones para poder sustentar las rentas mensuales de los locales que utilizan para fines estrictamente partidarios como lo son las reuniones para el convencimiento de los simpatizantes.
El tema de austeridad le va a pegar en serio a Morena si no suple de manera urgente las necesidades elementales de sus afiliados. Se espera que con la capitalización que generará con la asignación de al rededor de 1,500 millones de pesos, este tipo de carencias elementales sean subsanadas.
Otro tema que puede mermar la solidificación de Morena, es que se formalicen una normatividad que especifíque las funciones y atribuciones de sus órganos internos. Además, pueden correr el riesgo que ya le afectó en su inicio al PRD, que no existieran reglas claras para fijar cómo se darían las cuotas al partido por parte de sus afiliados. Otra situación que requerirá respuestas rápidas, es la formalización de mecanismos de participación institucionalizada, para la promoción de nuevos liderazgos en su interior.
En la próxima columna se abordará el tema de la proximidad con la gente. Por lo mientras, se deja constancia de las dificultades de los militantes de Morena para realizar diversas actividades tan importantes en un partido como lo es el afiliar gente. Indudablemente la cúpula de Morena, tiene una estrategia para hacer que la gente se comprometa con el partido; sin embargo, las necesidades operativas dicatan que la administración distribuya los recursos mínimos para cubrir sus funciones. De otra forma, si la gestión administrativa no comienza a fluir en las sedes locales, corre el riesgo de estancar su crecimiento estructural e institucional.
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David Lorenzo Cayetano. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
@DavidLorenzoC
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