Qué confundidos estamos en México. Creemos dar derechos, pero en realidad los arrebatamos a muchos para beneficiar a pocos. Vemos dos ejemplos: una persona que conduce un vehículo en periférico y pretende desde el carril de extrema derecha buscar la salida cruzándose sin precaución sobre los otros carriles lo hace de manera impune debido a que la autoridad no se atreva a sancionarlo ya que no sabe siquiera si el responsable sabe manejar.
Se le otorgó una licencia sin conocer el reglamento de tránsito ni calificar a un examen práctico sólo por pagar un tarifa, sacarse una fotografía y quizá contar con un seguro del auto, así que esa persona se otorga el derecho de atentar contra los demás. Y ahí incluyo a los choferes del transporte público que están para respetar las leyes y a los demás y es justo lo contrario. Representan lo peor en la vía pública.
¿El segundo ejemplo? lo vivimos ante los constantes ataques a la comunidad universitaria y sus instalaciones.
Un grupúsculo pretende atentar contra la Casa de Estudios sólo por hacerse pasar como “estudiante” y como consecuencia de sus fechorías y violencia gran parte de la población estudiantil se ve imposibilitada a estudiar, acudir a sus aulas y en muchos casos a correr amenazas y riesgos a su integridad física. Además estos gandallas cierra avenidas, bloquean accesos, queman unidades de transporte de mercancías o dañan propiedad privada e incluso patrimonio urbano.
¿Y qué pasa en los dos ejemplos? le atinó, absolutamente nada. Y para qué hablar de la serie de marchas, plantones en la ciudad y secuestro de casetas de peaje. La afectación es monumental atentando abiertamente contra las garantías constituciones, las libertades adquiridas e incluso los más mínimos derechos humanos. Pero la autoridad juega, si juega, a la política o hacer valer sus intereses electorales y a imponer a funcionarios incompetentes, soberbios e ignorantes. No entiendo por qué los senadores de la República se dieron el festín de gritar “Rosario, Rosario, Rosario” cuando entre jaloneos y empujones, ofensas y agravios se obligó a la protesta de la nueva titular de la CNDH rubricando el griterío con un “sí se pudo” demostrando el primitivismo político y que no se enfoca el legislativo a valorar la importancia de la nación, sino que acaban de sirvientes de los desatinos más vistosos.
Una enorme burla histórica lo ocurrido en esa ceremonia. Fue el pago cínico a favores adquiridos. No hay experiencia, no hay biografía, no hay academia, no hay ética. Se premió a una activista defensora de guerrilleros que ahora promete equidad cuando en la misma protesta al cargo portaba una fotografía a manera de escapulario para demostrar su parcialidad y ánimo de venganza, no de justicia. Considero que mientras más hablemos de derechos humanos demostramos que tenemos menos terreno ganado. La impunidad legal y política se está enseñoreando. La ilegalidad y defensa de dinamiteros es de una obviedad insultante. Tiempo al tiempo.
Periodista y conductor en TV Mexiquense y TVC Meganoticias
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión.
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