En los últimos años y cada vez con mayor frecuencia se observa que las y los adolescentes escriben con mayor frecuencia para comunicarse, lo que resalta es la forma diferentes en que lo hacen, debido a que han creado un “código ortográfico” que se ha llegado a calificar como “trasgresor” de la norma de escritura y la ortografía.
Por un lado, la escritura que se utilizan en las redes sociales se aleja cada vez más del correcto uso de la ortografía, en la mayoría de estos textos es frecuente observar frases sin signos de puntuación, uso de “b”, “v” de manera aleatoria y con frecuencia equivocada, omisión de tildes y del uso de la “h”, y lo grave es que estos errores ortográficos están trascendiendo, en el caso de las personas más jóvenes, del entorno digital cotidiano a el trabajo en el aula, en donde los docentes reportan un incremento de faltas ortográficas en las y los estudiantes, reforzado también por la escasa lectura y producción escrita en estas edades.
La Dra. Cristina de la Peña, catedrática en la Universidad de La Rioja (UNIR), argumenta que “la lectura favorece que las palabras se vayan guardando inconscientemente en un almacén que permite que las identifiquemos inmediatamente y sepamos cómo escribirlas si las volvemos a escuchar o ver”, y desde luego que esta acción es primordial para una correcta ortografía. Habitualmente el uso de la escritura en las redes sociales generalmente supone una abreviatura de las palabras, cambio de letras que suenan igual y descuido u omisión de acentos y signos de puntuación (puntos, comas) o no distinguir (ahí, hay o ay), ello se debe en mayor medida a que “en la redes sociales, los jóvenes escriben como hablan, empleando un vocabulario coloquial, con errores gramaticales, sin acabar las frases, sin utilizar la entonación, aglutinando palabras en distintos idiomas”.
Estas prácticas incorrectas de la ortografía van generando “códigos” propios de su jerga particular que hace que se utilicen menos recursos cognitivos, por otro lado, las personas nos hemos acostumbrado al lenguaje informal con el uso de teclados de los dispositivos digitales y auto correctores, al final las reglas ortográficas, gramaticales, vocabulario y todos los procesos cognitivos (memoria, función ejecutiva) que intervienen en ellas dejan de emplearse con el paso del tiempo.
En este vertiginoso avance de la tecnología y la comunicación a través de redes sociales, también ha surgido un fenómeno denominado “texting”, y es definido como “el abuso en el envío de mensajes de texto”, utilizando teléfonos celulares o a través de redes sociales. Si bien el envío de mensajes a través de teléfonos celulares es una opción que no es nueva, actualmente se ha convertido en algo sumamente popular entre los usuarios, debido a que se considera una opción fácil y rápida, mayormente preferida a contestar una llamada telefónica. Un estudio realizado por el Pew Research Center en población adolescente de Estados Unidos, expone como resultado que la mayoría de los jóvenes envían más de 100 mensajes al día, y un 15% de ellos llegan a enviar hasta 200 mensajes de texto al día. En México, las estadísticas reflejan que cada usuario de telefonía celular envía en promedio 138 mensajes de texto al mes, alrededor de cuatro o cinco por día, ocupando el 5º lugar a nivel mundial de usuarios que “textean” con mayor frecuencia.
Otros datos relevantes es que las mujeres son las que mayormente envían mensajes de texto, que el 63% de los estudiantes envían mensajes durante los tiempos de clase; el texto se vuelve breve, empleando abreviaciones, combinando letras y números, uso de emoticones para expresar estados de ánimo.
Para lograr una correcta ortografía el Dr. José Ramón García Guinarte, director del del Instituto de Neurociencia y Alto Rendimiento y autor del Sistema de Inteligencia Ortográfica (SIO) en Pontevedra, España, explica que “el cerebro deberá alcanzar un proceso de automatización, y eso lo irá haciendo a través de infinidad de repeticiones y exposiciones y dado que los jóvenes dedican cada vez más tiempo al mundo de las redes sociales, esto supondrá un elemento de gran influencia en sus mentes, con la posibilidad de verse expuestos a gran número de incorrecciones y el hecho de cometer errores ortográficos, acabarán produciendo una automatización del fallo”.
Preocupante es también el hecho de que, con base en los resultados de la prueba PISA en donde se registró que más del 34% de los estudiantes de nivel medio y superior en México no comprenden lo que leen, y que este déficit lo viene arrastrando desde la educación secundaria, se ha utilizado en término de “analfabeta funcional” debido al alarmante déficit en redacción y expresión, sin haber aprendido los conceptos necesarios para comunicarse en su propia lengua. El problema de la ortografía, como el del habla, no es sólo de la escuela; es un problema social en el que intervienen, además, la escuela, la familia y la sociedad en general, y eso se ha descuidado de manera importante en nuestro país.
De lo anterior se puede comprender que para evitar que las faltas de ortografía trasciendan de su uso en las redes sociales, es necesario que la comunidad educativa y la propia sociedad colaboren conjuntamente para que los jóvenes sean capaces de ajustar su lenguaje a cada situación, por lo que conviene desde las escuelas adquirir el compromiso de trabajar y consolidar reglas ortográficas, continuar desarrollando las competencias lectoras, redacción y producción de textos, coadyuvando de esta forma a que las y los jóvenes aprendan a expresarse correctamente en situaciones “extra coloquiales”. Fomentar la lectura de textos que presenten estructuras gramaticales complejas, alejadas de las construcciones simples utilizadas en los mensajes de texto y en las redes sociales, y es aquí donde la labor del docente de nueva cuenta vuelve a tener un lugar preponderante y privilegiada al poder utilizar herramientas como el debate dentro del aula, realizar investigaciones y redactar textos, realizar ensayos y que las y los estudiantes aprendan a diferenciar los diferentes lenguajes que pueden utilizarse, ya que como el propio Dr. García Guinarte señala “el lenguaje ha sido un instrumento fundamental para la evolución del ser humano y la ortografía es un elemento indispensable para una correcta comunicación escrita, además de poseer una gran valor académico, social y profesional”.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Alberta demostró que el lenguaje más utilizado en los mensajes de texto no tiene consecuencias significativas en la ortografía de los jóvenes de esa comunidad. Contrariamente a los datos que se esperaba encontrar, se observó que los alumnos que tienen buena ortografía en el aula la conservan en las redes sociales, y que lo mismo sucedía en caso contrario, los estudiantes con mala ortografía también escriben mal en los mensajes de texto. Asimismo, llamó la atención la diferencia entre sexos: los hombres que usan el lenguaje del chat con más frecuencia tienen una ortografía más deficiente, mientras que las mujeres que usan más abreviaturas tienen mejor ortografía que aquellas que escriben las palabras enteras.
Lo que obtuvieron como conclusión en el citado estudio es que más allá de los errores ortográficos, el uso de emoji y de las abreviaturas, en términos generales, cada usuario maneja más de un sistema de comunicación digital, por eso debe adaptar su escritura a la reglas que impone cada uno. Este fenómeno es considerado en esta comunidad como saludable, porque las personas deben manejar distintos códigos, y esto les permite desarrollar numerosas capacidades expresivas.
Puede concluirse que escribir correctamente es un arte, y por tanto cuidar la buena ortografía y la redacción es fundamental independientemente del medio en donde se realice, ya que una inadecuada ortografía puede cambiar el sentido y significado de una frase.
Moda, desconocimiento, o simplemente ausencia de importancia y cuidado en lo que se escribe y cómo se escribe, pueden llevar a que cualquier persona independientemente del área en donde se desempeñe, caiga en la tentación de no respetar el uso de una adecuada escritura en redes sociales.