El nacimiento de las candidaturas independientes fue más un reclamo social que la verdadera intención de los partidos políticos por contar con estas figuras. Así, cuando finalmente aparecieron en la legislación electoral federal en el año de 2012, lo primero que hicieron los legisladores fue poner cualquier cantidad de requisitos a los que aspiraron a una candidatura fuera del velo protector de un partido político; requisitos que, dicho sea de paso, subsisten hasta nuestros días.
Cuando aparecieron estas figuras tuvieron una importante aceptación en la sociedad, principalmente porque los consideraron gente sin ningún tipo de vinculación partidista, fueron vistos como auténticos ciudadanos en busca del poder político. Sin embargo, este proceso de luna de miel duró poco tiempo.
¿En donde se derrumbó la credibilidad de la figura de los candidatos independientes? La respuesta es sencilla. Desde que los propios partidos políticos secuestraron dicha figura, por un lado y, por el otro, cuando los propios militantes de los partidos políticos al no conseguir algún cargo de elección popular, se les hizo fácil voltear a ver a esta figura.
Sin embargo, aún subsisten algunos auténticos ciudadanos que han logrado escalar la tonelada de requisitos para obtener la candidatura y, más aún, lograr un escaño legislativo. La labor alcanzada por varios de ellos es digna de reconocerse.
Consulta Mitofsky publicó los resultados de una medición que llevó a cabo en el mes de mayo sobre el presente proceso electoral federal. Entre los datos ahí registrados y para efectos de nuestro argumento, hay una medición que posiciona el nivel de rechazo que la población tiene respecto de los partidos políticos y las candidaturas independientes.
Según esta encuesta, el PRI sería el partido político por el que la población nunca votaría, alcanzando una impresionante cifra del 61.6%; le seguiría el PAN con el 43.1%, el PVEM con el 41.1% y Nueva Alianza con el 34.8%. Pero el dato más sorprendente es el registrado justamente por la figura de los “candidatos independientes,” ya que la población, en un 34.3% nunca votaría por ellos. Así es el nivel de descrédito que han alcanzado.
Ante estas demoledoras cifras e independientemente de los resultados electorales, queda claro que, pasando la elección, una de las primeras tareas de los que ocupen las curules del Congreso de la Unión, deberán repensar la figura de las candidaturas independientes o sin partido, para regresarles esa esencia ciudadana y desvincularlas de los partidos políticos. ¡Ya veremos!
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Mtro. Fernando Díaz Naranjo
Analista político. Exconsejero electoral del IEDF (2006 a 2013). Ha colaborado en diversos medios periodísticos como El Universal, La Silla Rota y dlpoder.com. Ha impartido clases en la UAM, el Tec de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Licenciado en Ciencia Política y Maestro en Periodismo Político.
@fdodiaznaranjo
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