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Laura Aguila Franco

Trastornos del neurodesarrollo | Enfoque Educativo con Laura Águila Franco

De acuerdo con el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales), quinta edición (DSM-V), “los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de afecciones con inicio en el período del desarrollo. Los trastornos se manifiestan normalmente de manera precoz en el desarrollo, a menudo antes de que el niño empiece la escuela primaria, y se caracterizan por un déficit del desarrollo que produce deficiencias del funcionamiento personal, social, académico u ocupacional. El rango de los déficits del desarrollo varía desde limitaciones muy específicas del aprendizaje o del control de las funciones ejecutivas hasta deficiencias globales de las habilidades sociales o de la inteligencia”.

Principalmente se observan alteraciones en la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas y/o la interacción social. Estos trastornos pueden ser leves y fácilmente abordables con intervenciones conductuales y educativas, o más graves, de modo que los niños afectados requieran un apoyo educativo particular y más personalizado.

De este modo, dentro de los trastornos del neurodesarrollo se consideran los siguientes:

  1. Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
  2. Trastorno del espectro autista (TEA)
  3. Dificultades del aprendizaje, como la dislexia y las deficiencias en otras áreas académicas (DA)
  4. Discapacidad intelectual (DI)
  5. Síndrome de Rett

I.- El trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), quizás sea uno de los más claramente observables, se caracteriza por lapsos de breve o escasa atención y/o actividad excesiva, así como por una impulsividad no esperada para la edad del niño que afecta su funcionamiento o su desarrollo. Es importante conocer que el déficit de atención con hiperactividad, es un trastorno que mayormente se encuentra presente desde el nacimiento y que va manifestándose desde edades muy tempranas.

En la etapa escolar, se observa a los niños con este trastorno, con dificultades en la atención prolongada, la concentración y la capacidad para completar las tareas; otros son hiperactivos e impulsivos; y algunos niños pertenecen a ambos grupos. Cabe señalar que, para poder realizarse el diagnóstico, es habitual el llenado de cuestionarios por parte de los padres de familia, así como las y los profesores que atienden al menor, que son principalmente quienes observan el comportamiento del niño o niña, y se estima que el trastorno de déficit de atención con hiperactividad afecta entre el 5 y el 15% de los niños y es dos veces más frecuente en los niños que en las niñas, a nivel mundial.

Alrededor del 20 al 60% de los niños con TDAH presentan problemas de aprendizaje que afectan a la lectura, las matemáticas o el lenguaje escrito, y la mayoría tienen problemas académicos, como bajas calificaciones debidas a la desorganización o a las tareas incompletas (habilidades ejecutivas). El trabajo puede ser desordenado, con errores por descuido y ausencia de pensamiento razonado; los niños afectados tienden a comportarse como si su mente estuviera en otra parte y no escuchan. Habitualmente no son capaces de seguir las instrucciones ni terminan las tareas escolares, las labores domésticas u otros deberes, tienden a cambiar constantemente de tarea, dejándolas incompletas.

El déficit de atención/hiperactividad tiene tres formas: A) Distraído (fallas en la atención); B) Hiperactivo, impulsivo; C) Combinado.

Si bien el déficit de atención con hiperactividad se considera un trastorno infantil y siempre se inicia durante la infancia, puede no ser reconocido hasta la adolescencia o la edad adulta. Las diferencias neurológicas continúan hasta la edad adulta, y  alrededor de la mitad de las personas afectadas continúan presentando alteraciones en la conducta durante la edad adulta, entre las que pueden mencionarse:

  • Dificultad para concentrarse
  • Dificultad para completar tareas (habilidades ejecutivas deficientes)
  • Inquietud 
  • Cambios de humor
  • Impaciencia
  • Dificultad para mantener relaciones (sociales, afectivas, laborales)

II.- En los trastornos del espectro autista (TEA), las personas afectadas presentan dificultades para desarrollar relaciones sociales normales, utilizan el lenguaje de forma anómala o no lo hacen en absoluto, y muestran comportamientos restringidos o repetitivos, observándose en que habitualmente siguen rutinas bastante rígidas.

El diagnóstico se basa principalmente en la observación y en la información aportada por los padres y otros personas que funjan como cuidadores, además de pruebas de cribado (diagnóstico), específicas para el autismo estandarizadas, como son ADOS-2 (Autism  Diagnostic Observational Scale), y ADI-R (Atuism Diagnostic Interview).

En la actualidad el trastorno del espectro autista ya es considerado un trastorno del neurodesarrollo, pues anteriormente los trastornos eran subdivididos en: autismo clásico, síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil y trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Este sistema de clasificación hace hincapié en que, dentro del amplio espectro, diferentes características pueden ocurrir con más o menos intensidad en una determinada persona.

Hasta la fecha, no se han logrado determinar las causas específicas de los trastornos del espectro autista, lo que si se conoce es que están asociadas a factores genéticos, lo que genera que los padres de un niño con trastorno del espectro autista (TEA), tengan la probabilidad de tener otro hijo con el mismo trastorno sea alrededor del 3 al 10%. 

Cabe mencionar que los síntomas de un trastorno del espectro autista varían de leves a graves, ocasionando que las personas afectadas requieren un cierto nivel de ayuda, principalmente para poder favorecer la comunicación e interacción social, beneficiar el desarrollo de lenguaje, pues los niños afectados de forma más grave no desarrollaran el lenguaje oral. Los que logran hablar, pueden hacerlo mucho más tarde de lo normal y usan las palabras de manera extraña, observándose que frecuentemente repiten las palabras que se les dicen (ecolalia), y utilizando un ritmo y una tonalidad inusuales.

III.- Los trastornos del aprendizaje consisten en la “falta de aptitud para adquirir, retener o usar ampliamente las habilidades específicas o la información, como consecuencia de deficiencias en la atención, la memoria o el razonamiento, y afectan a la actividad escolar”.

Los niños afectados por estos trastornos, generalmente tienen un ritmo más lento en el proceso de aprendizaje de los colores o las letras, en el desarrollo de la habilidad de contar o en la lectoescritura. Para el diagnostico se necesita que sean evaluados por especialistas en aprendizaje, quienes harán la aplicación de una batería de pruebas académicas y de inteligencia. Es fundamental entender que los trastornos del aprendizaje son distintos de la discapacidad intelectual y se dan en niños incluso con alta capacidad intelectual, debido principalmente a que los trastornos del aprendizaje afectan solo ciertas funciones, mientras que en un niño con discapacidad intelectual las dificultades afectan ampliamente las funciones cognitivas.

Así, los tres tipos frecuentes de trastornos del aprendizaje, son los siguientes:

  • Trastornos de lectura (comprensión del significado del material escrito)
  • Trastornos de la expresión escrita (ortografía, uso incorrecto de la gramática y la puntuación, la expresión de las ideas con claridad)
  • Trastornos relacionados con las matemáticas (entender qué significan los números y su relación entre sí, efectuar cálculos simples)

Lo que nos lleva a conocer que, los niños con trastornos del aprendizaje pueden presentar una dificultad significativa para comprender y aprender matemáticas, pero no presentarla para la lectura y la escritura, además de desarrollarse adecuadamente en otras asignaturas. 

IV.- La discapacidad intelectual (DI) es un funcionamiento intelectual situado significativamente por debajo del promedio, que está presente desde el nacimiento o la primera infancia y que causa limitaciones para llevar a cabo las actividades normales de la vida diaria, esta puede ser genética o consecuencia de un trastorno que perjudica el desarrollo cerebral, y cabe resaltar que la mayoría de los niños con discapacidad intelectual generalmente desarrollarán  síntomas evidentes hasta alcanzar la edad preescolar.

Para obtener un diagnóstico certero, debe basarse en los resultados de pruebas convencionales (pruebas estandarizadas de inteligencia), debido a que de ello se derivará el nivel de profundidad de la discapacidad, y las habilidades adaptativas que se vean afectadas, y por lo tanto, la persona afectada requiera ayuda permanente. Las habilidades adaptativas se pueden clasificar en varias áreas:

  • Área conceptual: competencia en la memoria, la lectura, la escritura y las matemáticas.
  • Área social: habilidades interpersonales, comunicación funcional, juicio social y conciencia de los pensamientos y sentimientos de los demás.
  • Área práctica: cuidado personal, organización de tareas (para el trabajo o la escuela), administración del dinero, y salud y seguridad.

La mayoría de los niños con discapacidad intelectual (DI) no presentan síntomas perceptibles hasta el periodo preescolar, se considera que los síntomas que se manifiestan a edad temprana, es en las personas más gravemente afectadas. Habitualmente, el primer rasgo que llama la atención es un retraso en el desarrollo del lenguaje, debido a que los niños con discapacidad intelectual empiezan tardíamente a usar palabras, unir palabras y hablar con frases completas. Su desarrollo social es a veces pausado, debido al deterioro cognitivo y a las deficiencias del lenguaje, otro indicador lo marca lo tardío para aprender a vestirse y a alimentarse por sí mismos. 

V.- El síndrome de Rett es un trastorno del neurodesarrollo poco frecuente, causado por un problema genético (mutación de uno o más genes necesarios para el desarrollo del cerebro), que incide de forma casi exclusiva en las niñas y que afecta al desarrollo después de un período inicial de 6 meses de desarrollo normal, 

Los síntomas consisten en una disminución de las habilidades del lenguaje y las habilidades sociales después de un período inicial de desarrollo normal, y el diagnóstico se basa en la observación médica del crecimiento y desarrollo tempranos del niño, así como pruebas genéticas. Este síndrome es causante de importantes dificultades en las interacciones sociales en quienes lo presentan, debido a la pérdida de capacidad del lenguaje y movimientos repetitivos de las manos, y es preciso no confundirlo con el TEA.

Cuando se desencadena el síndrome de Rett, se hace más lento el crecimiento de la cabeza y se deterioran el lenguaje y en consecuencia las habilidades sociales, conforme el trastorno progresa, los niños tienden a mostrar movimientos repetitivos de las manos que se asemejan a lavarse o retorcerse, lo que genera que se pierdan los movimientos intencionados de las manos, la marcha se torna deficiente y los movimientos del tronco son torpes. Pueden producirse problemas respiratorios, y desarrollándose una discapacidad intelectual que por lo general es grave. Con frecuencia se presentan convulsiones y, con el tiempo, la movilidad puede verse totalmente afectada, lo lamentable es que todavía no exista cura alguna para este síndrome, lo único que ha resultado eficaz, es un tratamiento realizado en conjunto por un equipo médico que incluya un fisioterapeuta, terapeuta ocupacional y logopeda, considerando que las personas con síndrome de Rett necesitan dedicación plena y programas especiales de educación.

Conocer los trastornos del neurodesarrollo, se ha convertido en una necesidad en el  campo educativo, para poder brindar una educación inclusiva y de calidad, conociendo la importancia de contar con un diagnóstico oportuno de las y los estudiantes en edades tempranas.

Laura Aguila Franco

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