Se acabo la luna de miel, mal para un personaje que se auto convenció que sólo con sus ideas cambiaría el rumbo de la historia. Se impuso a candidaturas, traicionó a partidos que lo apoyaron, perdió y su auto nombró legítimo protestando en un evento pirata y luego, al ganar las elecciones, está apretando a la economía con sus únicos e irrepetibles conceptos de austeridad y corrupción.
Su discurso de encono, de rivalidad y confrontación ha llevado a la sociedad al radicalismo, y más temprano que tarde, está pagando él mismo las consecuencias. Un evento, sólo uno, de su deporte favorito, al que ha destinado cifras millonarias, en donde se supone reuniría a sus incondicionales fans, fue un desastre.
al mandatario le gritaban, ¡fuera, fuera!
Recordamos la rechifla a Diaz Ordaz en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, o a Miguel de la Madrid en el Mundial de fútbol. Esa manifestación era improvisada y mostraba el enfado y rechazo social, pero en ninguna de esas dos, al mandatario le gritaban, ¡fuera, fuera!. En la ceremonia del nuevo estadio de los Diablos Rojos, el Presidente fue abucheado y rechazado.
Es la primera prueba que reprueba, lo poncharon, y lleva menos de un semestre en el gobierno. La arrogancia lo bloqueó y no supo por dónde. La nación le daba la espalda y mostraba que sus índices de popularidad no son tan ciertos como presume. Una cosa es ser un contestatario desde la oposición atacando a todo y a todos y otra es tomar decisiones mal encaminadas, no en beneficio de la mayoría, sino en réplica a unos cuantos que llama la mafia en el poder.
Amlo debe corregir su discurso, es tiempo. Debe asimilar que mucho de los gobiernos anteriores no está mal y que mucho de lo que ha decidido sí. 120 millones de mexicanos no somos ni partido político, ni seguidores incondicionales, ni creyentes de sus dogmas.
en plena luna de miel, el pueblo sabio lo abucheaba
Millones estamos expuestos a la delincuencia que en su gobierno ha incrementado, miles han perdido sus empleos sin respeto a la ley y sus finiquitos, la cancelación del aeropuerto, un capricho, sus nombramientos como el de Bernardo Batía, o el embajador sin ninguna experiencia, o el de Paco Taibo II, o la imposición de Barbosa en Puebla, de Ebrard o de Gomez Urrutia… en fin, de muchos han dejado una estela de desconfianza y sospechas. Se ha había visto que en plena luna de miel, el pueblo sabio lo abucheaba, pero según él se trata nada más de “fifís”.
Carlos Ramos Padilla
Periodista y conductor en TV Mexiquense y TVC Meganoticias
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión.
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