Saltar al contenido

Violencia y agresión en las redes sociales, división y cobardía

Sin lugar a dudas, en las campañas electorales de este 2018, desafortunadamente en las redes sociales, predomina la división, la violencia y la agresión, derivada de lo que digan, declaren o propongan los candidatos a cargos de elección popular en general, pero principalmente los candidatos a la Presidencia de la República.

En pasadas elecciones la actividad en redes sociales estaba presente, pero para este 2018 se ha incrementado notoriamente en cantidad, aunque no así en calidad, de lo que se dice y comenta, llegándose lamentablemente al grado de amenazas de muerte hacia quienes piensen diferente a lo que alguien publique sobre el candidato que otros apoyan.

Es en verdad triste y lamentable el grado de insultos, la cantidad de groserías con las que se saturan las redes sociales y hasta las amenazas de desaparición, secuestro o asesinato, simplemente por no pensar igual que quien sube textos, imágenes o discursos de tal o cual candidato. Es aberrante y en un alto grado preocupante que esté sucediendo y que sin duda alguna continuará aún después de que pasen las elecciones, donde de acuerdo a los resultados, podrá inclusive aumentar.

Y pregunto: ¿y si ésas amenazas llegan a cumplirse, ya sea en agresiones físicas o asesinatos? ¿Valdrá la pena para quienes se enfrascan en esos pleitos de agresión escrita llegar a la agresión real? Vale la pena reflexionarlo porque una cosa es molestarse por tal o cual declaración o comentario y expresar lo que uno piense, y otra llegar al fanatismo de amenazar, o más aún llegar a cumplir esas amenazas.

Todo lo anterior me lleva a recordar esa frase de “divide y vencerás”, que en el campo de la política y la psicología significa dividir para reinar, es decir, ganar y mantener el poder mediante la ruptura en piezas de las concentraciones más grandes, que tienen individualmente menos energía. Dicha frase se le ha atribuido al dictador y emperador romano Julio César, resumiendo la estrategia con la que los gobernantes -y quienes aspiran a serlo- utilizan para poner a los unos en contra de los otros.

Y por lo que se observa y analiza en redes sociales, así está sucediendo. Porque los pleitos que se suscitan en las redes, tiene como resultado la división de la sociedad, de la ciudadanía, inclusive, hasta entre amigos y más grave aún, entre familias, se está llegando a ésta división, simplemente por no pensar igual o no creer y apoyar a un determinado candidato.

Es muy grave que eso suceda porque lo que éste país necesita es sumar, no dividir. Se necesita información para analizar, pensar, razonar y no solamente dejarse llevar por lo que alguien dice, comenta o afirma que muchas veces es compartido inmediatamente  en Twitter, Facebook, WhatsApp, sin confirmar si es verdadera o falsa la información, ésa es una responsabilidad de todos y cada uno de quienes hacemos uso de las redes sociales. Si bien es un derecho a la libre expresión, también es una obligación no difundir información que no tenemos la certeza de que sea verdad. No confundamos la libertad con el libertinaje.

De igual manera, analizar y reflexionar si los insultos y las amenazas aportan algo a nuestra sociedad y al país, como para estarlas haciendo. Aún si se diera el caso de que se esté recibiendo alguna remuneración por hacerlo, se tiene que valorar si por lo que les pagan, vale la pena dividir al país, pero sobre todo, si se le divide, quién o quiénes, resultarán beneficiados.

Compartamos información, analicemos declaraciones, propuestas, proyectos, comprobemos que sean reales antes de difundirlas. No difundamos un insulto sólo porque alguien lo hace y éste sea en contra de alguien con quien no coincidamos  o no apoyemos. En la diversidad de información, de conceptos, de temas, está el que como Nación seamos más fuertes, con más conocimientos.

No nos dejemos llevar por los intereses que dirigentes de partidos puedan llegar a tener para confrontar a la sociedad, dividiéndola. No nos dejemos manejar por ataques que tarde que temprano son mentiras. Tengamos la madurez, seriedad y la responsabilidad de lo que publicamos propiamente y mucho más, de lo que replicamos, porque si lo hacemos y es mentira, habremos de tener ésa responsabilidad y valor de reconocerlo, para no caer en la vergüenza de tener que cobardemente ser de los que “arrojan la piedra y esconden la mano”.

Seamos una sociedad responsable, seria y madura, que haga uso de las redes sociales como lo que son, un beneficio para la sociedad, no para dividirla, no para atacarnos unos a otros, no para mentir, para difamar, para insultarnos, y mucho menos para amenazar. La violencia verbal, escrita y física, lo único que hace es dividir y dañarnos como país. No se conviertan en “el tonto útil” de partidos y candidatos.

Y no olviden lo que positivamente se difunde en redes sociales, “Que las campañas y los candidatos no te dividan, no pierdas amigos o familiares por ello, no vale la pena”

_____

Carlos Aguila Franco

@CarlosAguilaFra

Periodista y analista político desde 1984, egresado de la UNAM. Experto en comunicación social y campañas políticas. Ha colaborado con medios y diarios como el Diario de los Ángeles (EEUU), ABC Radio, Ruiz-Healy Times, entre otros. Funcionario de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Conasupo, Segob, PGJDF, DDF, Gobierno del Estado de Sonora, Municipio de Tlalnepantla. Exsecretario técnico de la Comisión de Asuntos Electorales en la LVII Legislatura del Estado de México (2009 a 2012). Autor de los libros: “La realidad de los partidos políticos” (1995), “La ciudad que entró en caos” (1998), “La ciudad de México en caos y desesperanza ¿Un mentiroso a la presidencia?” (2006), “Diez años de caos y corrupción en la CDMX (2008).”

Los comentarios realizados por las plumas invitadas en dlpoder.com reflejan perspectivas y análisis personales. DLpoder es un medio de comunicación democrático en donde todas las perspectivas aportan valor y son respetadas sin discrepancia.

Al navegar en este sitio aceptas las cookies que utilizamos para mejorar tu experiencia   
Privacidad