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¿Qué hay detrás de la protesta de los transportistas (FAT)?

El día de ayer la organización Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) convocó a una protesta que afectó el tráfico en cinco puntos centrales de la ciudad.

En ella participaron aproximadamente unas 1000 personas y unas 300 unidades, relativamente pocas considerando que en la capital están en servicio 1800 de estas.

La manifestación tenía como punto final (como no podría ser de otro modo) el zócalo capitalino, saliendo desde Calzada Tlalpan, Insurgentes Sur, Metro Puebla, Constituyentes, Barranca del Muerto y Revolución, lo que afectó tránsito de la ciudad una vez más.

Los transportistas contra sus usuarios 

Aunque las afectaciones viales son sin lugar a dudas una noticia relevante para el momento, habría que analizar cuáles han sido los motivos de la movilización, pues la FAT ha amenazado con convocar una manifestación más grande que “paralice” a la ciudad si sus demandas no son escuchadas.

La movilización exige aumentar en un 100% el costo del transporte público en la ciudad

Es decir, que el costo mínimo del viaje sea de 10 pesos. Tomando como ejemplo al Estado de México, donde el coste mínimo es justo de 10 pesos. También reclaman una disminución en el costo del diésel.

La reacción de la ciudadanía no se hizo esperar. Lejos de apoyar el movimiento, el rechazo hacia los transportistas es unánime. En distintas redes sociales y portales de noticias los usuarios de este servicio se opusieron enérgicamente en contra de cualquier aumento.

El “pasaje” ha hecho uso de una amplia variedad de argumentos, además de los clásicos insultos tan comunes en Internet.

Y efectivamente, cualquiera que haya tenido la necesidad de hacer uso de este servicio podrá constatar que la mayoría de las unidades esta en pésimas condiciones.

Los conductores rara vez respetan los lineamientos de transito más básicos, son acusados de comportarse de forma grosera con los usuarios (por decir lo menos) y de hablar por teléfono al manejar, además del daño al ecológico provocado por las malas condiciones de las unidades.

Los conductores se defienden argumentado que debido a las pocas ganancias que deja “andar en ruta” no pueden mejorar sus unidades ni capacitarse para cumplir mejor su trabajo.

Aunado a ello, el alza constante al costo de los combustibles les deja un margen cada vez menor de ganancias.

Sin embargo, este argumento puede ser fácilmente debatido. En muchas de las unidades (sino es que en la mayoría) al subir uno deja de oír sus propios pensamientos, pues el aparatoso equipo de sonido con el que cuentan no da cabida a otro ruido, tal vez sólo al del embrague arruinado del vehículo.

Además que no son necesarios recursos económicos para no hablar por teléfono al conducir o respetar un semáforo en rojo.

Pero todos estos temas palidecen ante la queja de la seguridad al interior de las unidades. Los asaltos a mano armada, el hostigamiento de los famosos “taloneros”, que no es más que un asalto psicológico y hasta acoso sexual, son ejemplos claros del riesgo que significa hacer uso de estas unidades.

A pesar de ello, la seguridad no es una de las exigencias de los transportistas, por el contrario, se han opuesto a las medidas de seguridad que el Gobierno de la Ciudad ha propuesto.

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El objetivo de la FAT

Según la FAT la implementación de cámaras de seguridad es el primer paso para cuantificar el tráfico de pasajeros. Este cálculo serviría para que posteriormente pudiera implementarse una tarjeta de cobro “multimodal” similar a la del metro y metrobus, lo que implicaría la perdida de las concesiones, situación que sacaría de la ruta a camiones y microbuses de concesionarios privados.

Entonces nos encontramos ante el interés real de esta organización, el de no perder las concesiones de rutas, que seguramente son muy lucrativas.

Si bien el sistema de transporte subsidiado por la Ciudad de México tiene sus bemoles, la mayoría de las personas lo prefiere por sobre los microbuses o camiones de ruta, este sistema suele ser más rápido, sus unidades están en condiciones más aceptables y sobre todo son menos propensos a asaltos.

La exigencia de aumentar en un 100% tarifa del transporte no es sino una jugada estratégica en el escenario que la FAT pretende entablar con el Gobierno de Ciudad.

Ésta cumple con dos objetivos principales: el primero es el de tener un margen de negociación relativamente amplio, cinco pesos, para ser exactos. El segundo, el llamar la atención de los ciudadanos y causar expectativa sobre el tema, a mayor interés, será mayor la presión que podrán ejercer.

queríamos subir un 100% pero sólo lo subiremos un 50%”

El margen de negociación podría buscar la resignación a un aumento de la tarifa por parte de los usuarios, “queríamos subir un 100% pero sólo lo subiremos un 50%” y así poder cobrar sin mucha oposición un mínimo de 7.50$, por ejemplo.

La exposición que han conseguido al tener una demanda tan escandalosa los convierte en el blanco de la prensa, lo que inevitablemente da fuerza a su movimiento.

No cabe duda que es un novela que recién comienza, en la que lamentablemente los más afectados somos los habitantes de la ciudad.

Los que seríamos directamente afectados por un alza en la tarifa del servicio o aquellos que se verán atrapados en sus autos por el caos de sus protestas. Parece que el caos en la ciudad será la única certeza al salir de casa.


David S. Chávez

Sociologo UNAM

Twitter: @Davidthegray1

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