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¿Por qué los ciudadanos buscan no pagar impuestos?

En México, los ciudadanos buscan evadir el pago de impuestos, porque no perciben un retorno de inversión. No existe conciencia sobre los costos que implican servicios cotidiandos como la recolección de basura, luminarias, calles, policías, etc.

1. Evasión, una cultura arraigada y aceptada

Todos en la CDMX hemos visto cómo los autos más lujosos traen placas del estado vecino, y como este ejemplo, vemos muchos, aunque no sólo sucede en las capas económicas más altas.

Los ciudadanos además de buscar que ese dinero engrose sus ingresos, tienen la percepción de que es dinero que LES QUITAN, porque no perciben que sea para su beneficio, es decir, tienen la sensación de que su dinero no les rinde ningún beneficio.

Inclusive aquellos cuya educación pertenece a niveles superiores, y no sólo me referiría a la que se obtiene en la transmisión del conocimiento escolar, sino a lo que formaría parte de la cultura que se absorbe por otros medios de vida, comprendiendo determinadas lecturas o experiencias vivenciales. Entonces, ¿qué pasa?

2. La obra pública y las políticas no son gratis

Que no hay conciencia ni conocimiento sobre la administración y costo de las cosas que cotidianamente utilizamos y que, al formar parte de lo cotidiano. Lo vemos como algo normal que llegó y se sostiene por sí solo. Un concepto algo similar a la “mano invisible” pero con distinto sentido.

Los ayuntamientos y el gobierno municipal son los niveles de gobierno más cercanos a la población, entendiendo que el que más cercanía tiene es el Municipio.

Ahora bien, lo que ha faltado a los diferentes niveles y órdenes de gobierno es generar conciencia, sentido de pertenencia y apropiación de las problemáticas y con mayor sentido de los recursos de los que diariamente se hace uso, goce y hasta disfrute.

Las calles que diariamente transitamos, las luminarias y energía que diariamente alumbran nuestro camino, los parques y jardines que disfrutemos o no, ayudan al medio ambiente que nos permite vivir.

Los drenajes que transportan los desechos que generamos, las tuberías que trasladan el agua desde lejanas distancias hasta la llave donde la tomamos, la buena (o mala) seguridad que de alguna manera existe, los sistemas de salud y preventivos que directa o indirectamente inciden en el ecosistema que vivimos, y que impiden cosas que pueden ser hasta el hecho de evitar epidemias como cuando existía la Peste.

La recolección de basura y limpia, que sólo se observa cuando llega el camión recolector a las casas, pero no cuando todo un regimiento lucha por mantener las calles que transitamos. Y así, un sin número de cosas que utilizamos directa, indirecta o colectivamente, pero que no reflexionamos en ello.

3. Volteamos a ver al sistema hasta que tenemos que hacer trámites

Bastaría con preguntarnos, ¿cuánto cuesta pavimentar una calle? ¿una banqueta? Poner una luminaria, un poste o hasta energizarla diariamente por 8 horas.

Los ciudadanos e inclusive la población como entero diariamente recorremos grandes distancias, y… ¿Qué costo tendría eso? Sin mencionar que aquellos que van de un municipio a otro, de una Alcaldía a otra, o de un Estado a otro, hacen uso de muchos servicios sin siquiera concientizarlo o percibirse en ello.

La mayoría no adquiere apropiación del sin número de cosas hasta que va a realizar un trámite, trata con un servidor público o inclusive sufre alguna deficiencia, pero no toma parte del cotidiano donde diariamente está recibiendo el retorno de su aportación más la de cientos de ciudadanos que contribuyen para que toda esa infraestructura y servicios existan.

Hay un gran problema de recolección de contribuciones, aunado a la eficiencia de sus destinos, eso lo sabemos, hay mucho por perfeccionar, pero, aún así, los recursos son insuficientes.

4. Cada habitante sale caro

Las acciones de gobierno no resultan porque siempre se buscan mecanismos de recaudación y su contraparte de evasión. Quizá lo que se debería hacer es generar conciencia, educar, informar e invitar a la apropiación, sentido de pertenencia que podría darse si realmente las personas son informadas de lo que cuenta que desarrollen sus actividades cotidianas, cuánto cuesta transitar, vivir sin basura acumulada, tener alumbrado, cada gota de agua que llega a sus llaves, trasportar los desechos que generan por el drenaje.

Un habitante cuesta mucho más de lo que se percibe en el consciente colectivo.

Quizá por ahí es por donde deberíamos comenzar, generando información, conciencia y cultura colectiva sobre el costo de las cosas que utilizamos y que no pagamos instantáneamente, y que, además nuestro pago sería inmenso e impagable sin la ayuda del resto de la comunidad.

Un dato duro: Una luminaria a precios de 2013, dependiendo el tipo, va de $1,600 a $4,500 las más eficientes y bueno en una calle de 100mts, basta con contarlas. El costo de pavimentar una calle, o de mantenimiento y bacheo, el costo de reparación de drenaje, o aún mejor, el costo de tubería de drenaje y calcular los metros que recorre desde la planta hasta nuestra casa, son cosas para reflexionar.

¿Qué opinas?


Alfonso León de Garay Montoya

Ex funcionario estatal, local y federal; consultor asociado en temas organizacionales de alta dirección pública. Egresado del Programa de Alta Dirección de Dependencias y Entidades Públicas. Maestría en Administración Pública y Especialidad en Contrataciones de Gobierno.

Twitter: @aleondegaray


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