Usted que me ha leído y seguido a través de todos estos meses, se ha percatado de que mis opiniones no pretenden caerle bien a nadie y menos, apoyar a algún partido político o personaje a fin a la política nacional.
En los últimos meses me he centrado mucho en lo que está sucediendo con el Gobierno del presidente López Obrador y hacia dónde va caminando o se va perfilando su retórica política.
Me puede preguntar usted: ¿Por qué me he enfocado en escribir sobre el Jefe del Ejecutivo federal y criticarlo ferozmente? ¿Soy un derechairo que odia al presidente y a su proyecto de Gobierno?
Lo repito y lo vuelvo a escribir: No soy un ANTI o un “derechairo”, solo soy una persona que no aplaude o se deja llevar por la palabra inmaculada del jefe de la Silla Presidencial.
Busco un matiz de crítica dura y que sea interesante para todos los que leen estas líneas nada morenistas o transformativas (refiriéndome a la “4T”).
No puedo entender cómo en pleno Siglo XXI y con tanta información que existe en los medios tradicionales o digitales, una persona crea lo que un presidente diga o piensa que dice. Es inconcebible saber que en México hay personas que no pueden ver, pero pareciera que en realidad son ciegos no solo de visión, sino de conocimiento o de inteligencia.
Da vergüenza saber que el personaje que vive en Palacio Nacional habla y cree que todos los mexicanos somos igual de ignorantes o que creemos todo lo que él dice.
Sus palabras se han vuelto un cansancio para todos los mexicanos, su populismo y demagogia no nos llevan al presente, sino a uno de los peores periodos políticos en la historia de México: al pasado.
Es difícil de creer que Andrés Manuel López Obrador piense que la pobreza se combatirá con un mecanismo que crea más pobreza: regalar dinero a través de programas sociales. ¿No aprendió del PRI?
El populismo y la demagogia no ayudan al desarrollo de un país, esos cuentos echeverristas y portillistas ya no le llenan a la sociedad mexicana, únicamente crean una confusión plenaria en todos los ámbitos nacionales.
Andrés Manuel pretende persuadir al mexicano con sus slogans de “cero corrupción”, “somos diferentes” y “¡fuchi, guácala!”, cuando en realidad lo hacen ver como un presidente que da pena y vergüenza al escucharlo hablar.
30 millones de mexicanos siguen creyendo que el presidente de la República es el Mesías que México estaba esperando para ver un cambio en el país, pero nunca se dieron cuenta que a 9 meses de Gobierno estamos perfilándonos a una pendiente que lleva directamente al vacío.
Mis palabras son sinceras y sin muchos tapujos.
No pretendo caerle bien al fanático o al opositor, sino sólo pretendo que cuando me lea, pueda reflexionar tantas cosas que están pasando hasta este momento en el México que se vive.
Sea sincero consigo mismo, tal vez en una de esas entienda que el presidente López Obrador es ese viejo priista que usted veía en los 70’s en su televisión o en el periódico.
No se enoje conmigo, sino con usted mismo.
https://www.youtube.com/watch?v=A_wXCuThKKg
Ricardo Ortiz Esquivel
Graduated from Moscow State University Lomonosov
Los comentarios realizados por las plumas invitadas en dlpoder.com reflejan perspectivas y análisis personales. DLpoder es un medio de comunicación democrático en donde todas las perspectivas aportan valor y son respetadas sin discrepancia.