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Ni para reclamar…

Comencemos a asumir responsabilidades

Somos ridículamente absurdos. Reclamamos a las autoridades la falta de orden y el incremento a la violencia. Nos decimos víctimas de la impunidad y la ausencia de autoridad. Le llamamos corruptos a los demás pero algo nos está sucediendo como sociedad. Todos salimos cada día la calle con ganas de ofender y de pelear.

Sentimos que tenemos derecho de todo sobre los demás. Lo que hacemos está bien, los otros están equivocados y hay que sancionarlos, empezando por la majadería y el pleito barato. Por cualquier razón proferimos una serie de leperadas contra el prójimo. Y si podemos iniciamos la bronca para acabar a golpes ¡y por nada!. Y lo peor, no reconocemos nuestros propios errores.

Todos a la defensiva con vocabulario ofensivo

No admitimos que nadie se permita tocarnos el claxon o señalar nuestra falta porque la primera respuesta es aventar el carro, perseguir al otro conductor y lo mínimo, mentarle la madre.»

Es decir, estamos dispuestos a rompernos la cara, sin sentido, con el que sea por lo que sea y ese es reflejo de nuestro propio molestar colectivo. O estacionamos el auto donde nos viene en gana sin importar lo que puede ocasionar. Nos paramos en doble fila. Lo mismo para comer tacos callejeros que recoger a los niños de las escuelas. Nadie cobra conciencia de la afectación que le ocasionamos a los demás.

Muy nacionalistas los camioneros y microbuseros portan enormes banderas mexicanas; muy patriotas, pero la agresión en las calles, de su parte es monumental e impune. Todos contribuimos a este clima de agresión latente. También las damas, vaya vocabulario que detonan en las calles cuando algo les molesta.

Para todos: Nuestro léxico tras el volante es una réplica de quienes en su vida han tenido dos centímetros de educación.

Las reglas para evadirlas

Le decimos a los demás todo lo que nos irrita y los etiquetamos. Nos quejamos de los «guarros,» los limpiaparabrisas, los gandallas que se adueñan los estacionamientos. Pero nosotros mismos, también contribuimos al vacío de autoridad:

Desestimamos a los policías y agentes de tránsito y violamos una y otra vez los reglamentos vigentes. Los semáforos son para anularlos, los topes, que sirven para reducir la velocidad y dejar el paso a los demás, hay que saltarlos como sea aunque dañemos los amortiguadores. A veces la gente no cree que en otros países los transeúntes tienen prioridad; y que a su vez, la gente tiene prohibido cruzar calles donde no hay semáforos o pasos de cebra.

Y el reclamo permanente, ese claxon tipo locomotora que usan los camiones del transporte público. Son un arma de poder e insulto estridente para estos chóferes que dicen no tener dinero, pero sí llenan de accesorios y adorno tales vehículos.

Conclusión

Quizá sería bueno que un día nos enfrentáramos todos contra todos a trompadas. Así, sin razón alguna, para ver lo primitivos que aún somos como pueblo. Lo violentos que somos y la forma estúpida en que aún nos comportamos. Desde lejos nos vestiremos de blanco para pedirle al gobierno que acabe con la violencia.

https://www.youtube.com/watch?v=EguK2E0uqtw

Pleito entre conductores. Fuente: Youtube canal de «Cars and more cars.»

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Carlos Ramos Padilla

@cramospadilla

Periodista y conductor en TV Mexiquense y TVC Meganoticias

Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión.


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