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Los consejos del Quijote (primera parte)

El año pasado el escritor Pablo Maurette (@maurette79) organizó en Twitter la lectura mundial de Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en 1605. Los que participamos en la lectura jugamos con el #Quijote2018.

¿Es posible que una obra literaria publicada hace más de cuatrocientos años tenga todavía algo qué decirnos? Te sorprenderías de lo mucho que podemos aprender del Quijote, estimado lector. Mira:

En la segunda parte, el Duque le dice a Sancho que se prepare porque, al día siguiente, irían a la ínsula en la que Sancho gobernaría. Al oír esto, don Quijote se apartó con Sancho un momento para aconsejarle acerca de cómo tenía que comportarse como gobernador de una ínsula.

 

Estos son los consejos:

»Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada.

»Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.

»Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.

»Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

»Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada.

»Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.

Carlos Campos

@doctorsimulacro


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