3.4.2019. Gobierno de AMLO enturbia las relaciones diplomáticas con el Vaticano y España, solicitando disculpas por agravios de hace 500 años, mientras evade consensuar con los poblados indígenas en los estados donde se ejecutará el Tren Maya.
Sin un trato diplomático serio
El presidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta a Felipe VI, Rey de España y al Papa Francisco para que pidan perdón por las violaciones a los Derechos Humanos que se cometieron en contra de los pueblos originarios durante la conquista.
Si el presidente hubiera tenido un interés sincero y real por construir memoria histórica, lo mejor que pudo haber hecho, es haber mantenido por los canales diplomáticos, estas conversaciones de altísimo nivel que, por acuerdo, al menos en el caso español, se llevaban en la más absoluta secrecía, hasta que López Obrador desató el fiasco diplomático. Después nos enteremos que el canciller Marcelo Ebrard habría entregado personalmente la carta a Francisco.
Lo más lamentable de todo esto, es que el presidente se quedó solo. Para cualquier diálogo y debate constructivo se necesitan dos partes, pero el impulso y la emoción del presidente precipitó las cosas. El gobierno español cerró las puertas a cualquier insinuación de disculpa pública y el Vaticano señaló que ya hizo lo propio en una visita del Papa Francisco a Bolivia con todos los pueblos originarios de América.
La cereza en el pastel y lo más grave para el prestigio diplomático de México fue que muy posiblemente, como lo señalaron varios medios serios de comunicación, la carta al menos en el caso de España no habría salido siquiera de la cancillería mexicana, sino del propio domicilio particular del presidente y su esposa.
La delicada óptica diplomática no se agota en la elección de actores que realiza el presidente, sino también en las incongruencias de los niveles de intensidad en sus discursos, ya que para el caso del gobierno de Donald Trump, quien ha insultado y agraviado sistemáticamente a los mexicanos, adopta una posición sumisa y abyecta.
Acogió en una reunión privada en la casa del vicepresidente de Televisa a su yerno, la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Codero recibe instrucciones en Washington directamente de la responsable de seguridad nacional Kirstjen Nielsen. Y sobre todo en los últimos días, Trump se ha mostrado especialmente agresivo con las autoridades mexicanas por la crisis migratoria en la frontera sur, ante lo que el presidente sólo ha llamado a la prudencia.
¿Saben qué es lo más triste aquí?
Que los pueblos originarios de México continúan relegados y excluidos. El gobierno del presidente López Obrador, no ha consultado a las comunidades indígenas de la península de Yucatán, para el proyecto del Tren Maya.
la petición de disculpa pública del presidente es una simulación ante el despojo a las comunidades que mantiene el actual Gobierno de la República: Marichuy.
Hay un enérgico y vigoroso rechazo de la Asamblea Estatal de Pueblos Indígenas de Morelos por la construcción de la termoeléctrica en Huexca y la misma ex candidata indígena Marichuy con mucho mayor legitimidad que todos lo que hemos hablado del tema, ha dicho que la petición de disculpa pública del presidente es una simulación ante el despojo a las comunidades que mantiene el actual Gobierno de la República.
Está claro que el presidente de México y su gobierno deberían definir mejor sus prioridades y garantizar la protección de los Derechos Humanos de todos los mexicanos.
Sólo en enero y febrero de 2019 murieron 5 mil 649 mexicanos víctimas de la violencia por el narcotráfico. México es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas y todos los días se asesina a 9 mujeres mexicanas que son víctimas de la violencia machista. Estos son los temas en los que debería estar volcada la agenda del presidente.
El gobierno de López Obrador tiene que hacer un ejercicio de autocrítica de las lecciones aprendidas en este asunto. Los ciudadanos también queremos que el presidente discuta nuestra agenda en el debate público. Todos queremos participar en la resolución de los desafíos esenciales.
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Jesús Monsiváis
Maestro en Derecho Público por la Universidad Carlos III de Madrid.
Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.