En el entorno del México de hoy, queda claro que existe la política del rencor o rencor en la política. Eso es la constante e inclusive la polarización que provoca esta dicotomía política es permanente y debidamente azuzada en las mañaneras y en las redes sociales.
De la polarización al sometimiento estatal
Debe ser tema a tomar en cuenta de manera permanente. La confrontación genera distracción y equivocación, de ahí vienen las malas decisiones y acciones.
Hay quienes han pasado de la expectación a la preocupación, y tienen razón. Hay decisiones que carecen de razón y pasan a ser tozudez personal que raya en el autoritarismo.
Cada quien tendrá su opinión a favor o en contra. Lo que queda claro, es que hay preocupación por lo que hace, se deja de hacer o no se hace.
Hay centralismo e inmovilidad en el presupuesto, un incierto e indefinido plan nacional de desarrollo. A los estados no se les otorgan recursos como si con eso se les busca obtener la subyugación o la ciega obediencia.
Tal parece se quiere pisotear la autonomía de los los estados.
Claro que en aquellos que están inmersos en un proceso electoral por meses, el dinero fluye por las tarjetas de bienestar.
En busca de recursos
Los gobernadores deben buscar obtener mayores ingresos en sus estados y así evitar ser subyugados o minimizados por los “superdelegados” quienes serán los que manejen la cartera presupuestal.
Suena difícil cuando el presupuesto federal es el mayor porcentaje a administrar. Por lo que deberán mostrar capacidad política cuidando la autonomía y el respeto a la constitución de cada estado.
Existe ya un endeudamiento evidente y público, aunque se niegue.
Hay endeudamiento (aunque lo nieguen y busquen culpables en el pasado) y es suyo. Cancelar el NAIM fue su decisión, comprometer dinero a través del asistencialismo electoral está generando deudas a futuro. Que será muy costoso revertir, pues la gente beneficiada no comprende de dónde sale ese recurso y exigirá derechos, que antes no existían para la carga fiscal.
Cancelar y recortar programas sociales ya consolidados, por el contrario, recaen en una deuda social. Deuda con las madres de las estancias infantiles, con los enfermos y la sociedad que ya no recibe servicios médicos ni medicamentos, el proyecto del tren Maya, la refinería 2 bocas y el recientemente firmado crédito para refinanciar PEMEX; lo demuestran y ratifican a pesar de la negación.
La criminalidad no disminuye, la ineptitud es manifiesta, las ocurrencias, las acusaciones sin sustento, sin castigo y la constante agresión verbal, tienen al país con calificaciones adversas. Al parecer nunca existió una estrategia ni un plan de seguridad, más allá de la retórica en campaña.
El resultado: Una sociedad polarizada y confrontada y eso tiene una sola definición y es que la realidad es preocupante.
Miguel Ángel Hernández Albarrán