El Instituto Nacional Electoral desde el inicio del proceso electoral en septiembre del año pasado adjetivó a esta elección como histórica, de forma reiterada expresó que era la más grande en la historia del México.
Los más de 3,200 cargos de elección popular a renovarse entre los que se encontraba la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión, Congresos Locales y Ayuntamientos en todo el país sustentaban la mención.
Por mandato constitucional el INE tenía la gran responsabilidad de organizar las elecciones en todo el país; para ello, se requería de un ejército de ciudadanos que accedieran a participar como supervisores electorales, capacitadores, y claro, como funcionarios de mesas directivas de casilla.
Pero no sólo eso, el INE tenía un gran compromiso con México: eliminar con hechos y acciones muy concretas la desconfianza, la falta de credibilidad, el rechazo y las descalificaciones que gran parte de los mexicanos expresaban de la institución.
Poner fin a la crisis de credibilidad producto de graves desaciertos de consejeros que en muchas de las decisiones más importantes de la institución actuaron más bajo una consigna del partido del presidente en turno que bajo los principios rectores de imparcialidad, certeza, legalidad y máxima publicidad. Era una tarea nada sencilla, ahí estaban las recientes elecciones de gobernador en el Estado de México y Coahuila.
Así transcurrieron nueve meses en los que se desarrolló el proceso electoral. El calendario electoral marcó los tiempos para el inicio de las precampañas, las campañas, los debates y la veda electoral.
Llegó el tan esperado primero de julio, las casillas electorales fueron instaladas en su totalidad. El dato de los funcionarios de mesas directivas de casilla que fueron sustituidos por ciudadanos de la fila será un dato que tendremos con mayor precisión una vez que concluya el PREP y los cómputos distritales y, tal vez, sea un dato sin mayor relevancia dado el resultado de las diversas elecciones.
Los incidentes que se presentaron durante la jornada electoral fueron atendidos por las autoridades electorales correspondientes en el ámbito de sus atribuciones. En general podemos decir que fueron pocos los lugares en donde hubo conatos de violencia graves sin que ello se minimice. El caso de Puebla es de resaltarse, ahí el nivel de agresiones fue muy alto y sigue en escrutinio.
Lamentablemente temas como la compra y la coacción del voto estuvieron presentes. El tema de las casillas especiales fue generalizado en el país ya que al contar cada casilla de éste tipo tan solo con 750 boletas, las mismas se agotaron en un lapso muy corto de tiempo. Lo que generó molestia en los votantes que se encontraban fuera de su sección electoral y que exigían ejercer su derecho al sufragio.
En suma el INE y sus diferentes órganos desconcentrados cumplieron con su tarea. En un balance general podemos decir que tuvo mas aciertos que en procesos pasados. Sin embargo no podemos dejar de mencionar que al fin de la jornada electoral, el INE estaba de nueva cuenta a prueba; los ciudadanos esperarían las 11:00pm para escuchar los resultados del tan esperado conteo rápido y dependiendo del mensaje del Consejero Presidente emitirían un juicio.
Por fortuna para todos los mexicanos no tuvimos que esperar tanto tiempo, los mensajes del candidato del PRI: José Antonio Meade Kuribreña y minutos después del candidato de la coalición por México al Frente: Ricardo Anaya en los que ambos reconocían su derrota y el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, allanó el camino para que la palabra fraude no estuviera presente en esta jornada electoral.
Es de resaltar la gran participación ciudadana: 62% , fue claro que los mexicanos se volcaron a las urnas para externar su descontento con la situación actual que vive nuestro país y hacer manifiesta la expectativa de cambio en la conducción del país.
El INE estaba a prueba a pesar de que Lorenzo Córdova aseguró que la institución se encontraba preparada para todos los escenarios posibles, no podemos saber que hubiera sucedido sin los mensajes de Meade y Anaya. Tampoco es necesario.
Lo cierto es, que el INE al igual que los actores políticos tendrá que hacer una seria reflexión del histórico primero de julio. Histórico por la reacción y decisión de la ciudadanía que decidió transitar a una nueva alternancia por los canales institucionales a pesar del hartazgo y la falta de credibilidad en un INE que cumplió y lo continúa haciendo hasta el fin del proceso electoral como marca la ley.
Esta institución seguro también tendrá cambios a partir de la nueva configuración política, la reciudadanización de los órganos electorales es una exigencia cada vez mayor.
¡Los ciudadanos estamos listos!
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Mtra. Karina Vaquera Montoya
Académica UNAM y Consejera Electoral Local Estado de México
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