Los vehículos de transporte colectivo, léase camiones, son, en muchos de los casos, privados que prestan un servicio público concesionado o subrogado.
Servcio público cobertura privada
Recientemente leí este término de “subrogación” e investigando la definición resulta que se trata de una transferencia de atribuciones de gobierno a un privado, derivado de una ineficiencia o falta de medios para brindar un servicio público o cumplir con una función. Esto significa que, ante una falla de mercado a la que el Estado debe dar atención mediante su aparato de gobierno o burocrático (en el sentido estricto positivo), el mismo gobierno al no poder hacerlo de manera efectiva (eficiencia más eficacia), contrata, concesiona o subroga a un tercero que dicha actividad o función.
El punto central, más allá de la etimología o los términos jurídico-administrativos, es darle a un privado una función que debe desarrollar el gobierno (lo público) tras la necesidad de cubrir una deficiencia de mercado o, dicho de otro modo, donde por circunstancias de interés público e igualdad la actividad o servicio no debe dejarse al libre mercado ya que un segmento desfavorecido no recibirá aquel servicio inminentemente necesario.
El caso que nos ocupa donde lo público se vuelve privado es el transporte colectivo; para los empresarios dueños de camiones de transporte de personas el negocio no está en la calidad del servicio, sino en la cantidad de pasaje (personas) que pueden llevar del punto A al punto B con el menor costo, eso es lo que les reditúa e interesa. Al gobierno lo que le impera tampoco es la calidad sino cubrir de la forma más eficaz una necesidad colectiva, transportar a los habitantes necesitados de movilidad.
Calidad en el servicio
Las unidades de transporte no se encuentran en las condiciones más óptimas, el personal que labora para conducción y cobro no está bien capacitado en cuanto a lo que podríamos denominar “servicio”; calidad, atención y cultura vial, sin duda, conceptos que debería atesorar el personal que conduce y administra las unidades.
Bueno y ni que decir de lo que aplica a la parte no concesionada que colabora dentro del aparato de gobierno. Aquí hay un segmento con muchas aristas, por un lado, se tiene que movilizar a una gran cantidad de usuarios en poco tiempo con recursos limitados, al menos en horarios pico, pero por el otro están los temas de seguridad para el transportado, para el operador, para quienes comparten las calles que transitan, y quienes conviven con el Sistema de Transporte de las ciudades.
Las autoridades/funcionarios o supervisores del servicio del lado del gobierno comúnmente se suscriben a la aplicación de los ordenamientos y convenios, y, los empresarios o propietarios de los vehículos de transporte de pasajeros se apegan lo más indispensable a dichos ordenamientos. En suma, ninguno vela por el pasajero/usuario/habitante.
Es necesario que se adopten prácticas de calidad en el servicio, que tanto gobierno como prestadores (privados) de forma conjunta vayan más allá de deberes o utilidades, para el caso del servicio concesionado, y para el propio que presta de forma directa el gobierno, más que necesario es obligatorio.
Las prácticas y mediciones demuestran que el servicio de transporte va más allá de solo llevar personas del punto A al B, incluye el trato, manejo y desenvolvimiento del personal operador. Las condiciones del sistema que incluyen además de lo obvio que es el vehículo, las paradas o paraderos, el entorno, la seguridad dentro y fuera del transporte, la capacitación, la concientización (también del usuario), en suma el Sistema de forma Holística con visión de largo plazo reditúa un mayor beneficio para todos los intervinientes que el solo verse como la solución práctica e inmediatista de cubrir una necesidad o demanda colectiva.
¿La decisión es del usuario?
Recientemente vimos como los de otro medio de transporte atacaban y exigían a los competidores y reguladores, pero… ¿qué razones llevan a los usuarios en dirección de esos medios alternativos?, simple, la sensación y la percepción, la necesidad de cubrir de mejor manera sus necesidades eligiendo de entre lo disponible lo que les brinda un mejor sentir acorde a sus recursos o presupuestos.
Así, del mismo modo, es como la mayoría elegimos entre un proveedor u otro, entre un producto u otro, y eventualmente vamos migrando de acuerdo a los recursos disponibles. Si el común entendiese eso, y aquellos responsables de organizar y orientar la forma como se cubre dicha necesidad del sector, quizá podrían orientarse mejores prácticas e innovaciones.
El reto es mayúsculo, y si vamos viendo cómo cambia el rumbo en la gobernabilidad, quizá sea momento de ir dando un mayor rendimiento a los inversionistas que mediante impuestos o pago directo, mantienen esos servicios.
Alfonso León de Garay Montoya
Ex funcionario estatal, local y federal; consultor asociado en temas organizacionales de alta dirección pública. Egresado del Programa de Alta Dirección de Dependencias y Entidades Públicas. Maestría en Administración Pública y Especialidad en Contrataciones de Gobierno.
Twitter: @aleondegaray
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