Habíamos dado cuenta de historias reales pero de terror. Crímenes, secuestros, mutilaciones y hasta la desaparición de seres humanos en ácido. También el que los despojos humanos sirvan de alimento a bestias como leones en casas de seguridad.
Informamos como en el norte del país se fusiló, sí, llevaron al paredón a migrantes y aún queda con muchas preguntas el asunto de Ayotzinapa. Pero ahora es el colmo. Se nos ha mostrado una enorme caja de tráiler que transporta a 157 cadáveres putrefactos que ya no caben en el Servicio Médico Forense en Jalisco, bueno eso nos dijeron.
Un camión repleto de seres humanos que no han sido reclamados pero que dentro de esa unidad, afirman refrigerada, los estacionan en terrenos de calles y colonias. Así nada más, porque no tienen otra ocurrencia.
Vecinos que salen a la vía pública a prevenir a otros de que no dejen que haga escala frente a sus casas ese enorme trailer. Gritan: “trae muertos” y es evidente el olor espantoso e inaguantable.
¿Quiénes son? ¿Cómo es que murieron? ¿Son parte de los desaparecidos? ¿Son mexicanos? Que difícil tratar este tema, porque fueron personas. Y quizá hace apenas una semana aún mostraban actividades.
¿Serían delincuentes? ¿Serían víctimas? ¿Serían “daños colaterales”? Nada más nos falta enterarnos que al rato las autoridades se vean obligadas a crear sus propios cementerios temporales para simular entierros y dejar la posibilidad de que alguien, el que sea, vaya por uno de los fallecidos.
Es increíble esta historia, basta suponer el sentimiento, como sea, de ese chofer que sabe lo que transporta y cobra por ello. Total es su chamba, como el del “pozolero” que se defiende legalmente diciendo que el no mata, sólo derrite a los cuerpos. Como Gayosso que recibe cadáveres para incinerarlos.
Que atropello de sucesos, de historias. Y cuántas familias aún no saben de sus seres queridos. Como los centroamericanos que acaban asesinados en México por sicarios. Y que al informar a sus parientes se niegan a aceptarlo porque aseguran que los inmigrantes ya están en Estados Unidos trabajando pero aún no se comunican.
Y mientras la descomposición de los cuerpos va a día con día, sin poder continuar con los trámites legales. Cuántos camiones no únicamente servirán para el tránsito ilegal de personas, para la trata de mujeres, para repartir armas y drogas. Podemos suponer son cientos. ¿Y la autoridad, cómo es que los deja pasar por la frontera? ¿Verdad que es una interrogante interesante? Y que conste que es pregunta.
Carlos Ramos Padilla
@cramospadilla
Periodista y conductor en TV Mexiquense y TVC Meganoticias
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión.
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