El odio sobrepasa al ‘caso Ociel’ | Éder Guillén

La intempestiva muerte del magistrade electoral del Tribunal Electoral de Aguascalientes, Jesús Ociel Baena Saucedo, conmovió a la opinión pública y remeció desde sus cimientos a la comunidad LGBT+, que le asumía como su figura más rutilante dentro de la política mexicana. La popularidad y aprobación que generaba le magistrade se equiparaba al saldo que generan personalidades como Alejandra Bogue, Wendy Guevara y Kunno, entre muchas otras estrellas dentro de los medios masivos de comunicación, principalmente, el internet. De hecho, hasta el día de su muerte, era la persona asumida y reconocida legalmente como ‘no binaria’ más famosa de la nación, una que no se tienta el corazón tanto para premiar como castigar de acuerdo a los sentimientos que los actos provoquen. En el caso del magistrade, desafortunadamente, aparecían las dos caras de la moneda.

El nicho de Ociel radicaba en TikTok donde, con sus breves clips irradiaba un carisma y naturalidad envidiables, debido a que portaba el orgullo sin máscaras, complementándose con una formación académica vasta para poder defenderse en cualquier terreno. Entre esos méritos formativos, se contabilizan su Licenciatura en Derecho por la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila; también, su Maestría en Derecho Constitucional y Políticas Gubernamentales dentro de la misma institución, así como su Doctorado en Derecho por la Universidad Autónoma de Durango. 

Le coahuilense estaba destinade a llegar muy lejos, tanto como se lo propusiera. De hecho, estuvo en la selecta lista de quienes aprobaron con honores el controversial examen de conocimientos generales aplicados a los aspirantes a ser Consejeros Electorales por el Instituto Nacional Electoral a inicios de este año. Tan estuvo cerca de ser considerado en las ternas finales, que se le tuvo que bajar por criterios políticos.

Los acuerdos a los que llegaron algunos morenistas con la oposición, causaron un enorme malestar en aliades del Dre. Baena Sucedo, como la diputada trans Salma Luévano. El fuerte nexo que Jesús Ociel y sus compañeres de lucha tenían, era evidente en la campaña de Marcelo Ebrard, quien aprovechó todos los momentos posibles para evidenciarse como un político incluyente, diverso, plural y progresista; características que se han ido desdibujando como su inminente carrera política tras la derrota contra Claudia Sheinbaum. El objetivo de ciertos personajes ligados a Sheinbaum Pardo, es desvirtuar el esfuerzo de asociaciones civiles y Agrupaciones Políticas Nacionales que no le respondieron a ella hasta ahora, entre ellas, los de la comunidad LGBT+. El interregno entre esos dos actos alejó a Ociel de la escena nacional. Esperemos que Claudia tome nota y no falle.

Sin embargo, le magistrade era quien rompía toda clase de hitos. Se convirtió en la primera persona no binaria en tener un pasaporte que le identificó como tal, así como en le Secretarie General de Acuerdos en su papel de Magistrade del Tribunal Electoral de Aguascalientes, primer cargo destinado de ese nivel en toda la historia de México. 

Ahora, esa esperanza puesta en elle se ha expandido fuera de su corporeidad. Le sobrepasará a su legado, ese que unió a millones en todo el país para exigir justicia. Frente a él, el odio también sobrepasa la acción, correspondiente a las primeras indagaciones o no, que aconteció en el fraccionamiento Punta del Cielo. 

A nosotros no nos compete sacar conjeturas y expiar culpas sobre lo acontecido. El hecho es que Jesús Ociel, y su pareja, Dorian Daniel Nieves Herrera, ya no se encuentran entre nosotros. Lo que queda por hacer entonces, es presionar mediante todos los mecanismos legales y legítimos posibles para conseguir que las averiguaciones lleguen a un buen puerto, también, para que el poder judicial finque responsabilidades si es que las existen todavía. Otra de las misiones que tenemos como sociedad, es contener, combatir y extirpar definitivamente el odio que se le tiene a la comunidad LGBT+, aquella que sigue privada para amar, para vivir, para no ser estigmatizada como la minoría dominante. 

Porque a la derecha no le importa ese 12% de la población adulta total, equivalente a más de 10 millones de almas, que se asume en la comunidad: hay que aplastarla porque corre el riesgo de finalmente sublevarse, arrasar y tomar su destino en las manos. Ojalá así suceda. 

Que por Ociel, elles, como quienes creemos que la libertad debe ser plena en todos los sentidos, emprendamos juntos la lucha de masas contra la oligarquía que solamente ve como moneda de cambio a las oportunidades únicas que se presentan derivada de la apertura de la sociedad. Porque los Milei, los Trump, los Bolsonaro, y aquellas versiones tropicalizadas (las Téllez, las Márquez Alvarado, los Verástegui, los Salinas Pliego, los Chumeles, los Gómez Leyva, entre muchos otros seres deleznables) andan sueltas, ya dieron la advertencia que pueden pegar primero y fuerte: han arrancado la jornada del terror en el momento menos esperado. Sus síntomas se hallan en las omisiones, en las burlas, en los ataques sistemáticos, en la denigración de la condición humana. ¿Por qué los papás de Ociel no pudieron ver el cuerpo de su hije para poder reconocerle?

La ‘e’ no mata ni se contagia, el odio sí… Para identificar la batalla cultural que está por empezar, derivado del fallecimiento de Ociel, sin importar el paradero del veredicto final, se debe identificar la causa de la unidad: “No más cuotas, tratos especiales ni limosnas, ¡derechos y obligaciones como el resto! “. 

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