La polémica con Cuba no es cosa de ayer, estos días han sido de tendencia en redes y de una amplia cobertura en los medios masivos en torno a dos polos principales en los que unxs rezan por la “libertad” en la dictadura castrista y otrxs acusan al imperialismo de estar detrás de las manifestaciones y fake news.
Hay que decir que aquí no hablaré de verdades absolutas, sino del diálogo negado que debería haber entre estos bandos: el hecho fundamental es que Cuba fue visibilizada por tener manifestaciones de quién sabe cuántos participantes en favor y en contra del gobierno, en la isla y en el extranjero y que de ahí retorna el debate por los costos que tiene sostener el régimen y la política actual.
Es un buen ejemplo para hablar de la defensa del poder y la falta de escucha, porque si bien, es cierto que el gobierno estadounidense por años ha mantenido al país en un bloqueo económico que le priva del acceso a bienes de primera necesidad y que eleva el costo de lo poco que ingresa al comprarlo por medio de intermediarios, hay también, un régimen autoritario que violenta derechos humanos fundamentales como la disidencia democrática.
Pareciera ser que el estar de lado de quienes ostentan el poder obnubila la razón y hace sordos los oídos, hace unos años en México, la derecha y sus comunicadores y publicistas sostenían que las manifestaciones ciudadanas eran violaciones al orden y que su represión estaba justificada.
El engranaje de la vida política hace que apenas hace unos días Ricardo Monreal líder de morena en el Senado se haya reunido con Carlos Alazraki, publicista de PRIistas y férreo opositor a la 4T quien calificó a lxs manifestantes de la desaparición de los 43 normalistas como “Comemierdas” que violentaban el orden y a quienes no debería permitírseles manifestarse porque eran parte de una campaña sucia de desprestigio contra el gobierno de Peña.
Esa torpeza y necedad de no ver el abismo y los equívocos de un gobierno sólo por fidelidad ideológica es algo tristemente constante, pasa con Cuba al negarse a ver las negras intenciones y las severas consecuencias del bloqueo de EUA a la isla, pero también con quien defiende a capa y espada el autoritarismo del gobierno cubano.
Pasa con México también, los “comemierda” de ayer y de hoy varían tan solo porque un grupo diferente ocupa el poder; hace un sexenio las movilizaciones sociales eran una amenaza a la estabilidad nacional, la represión no sólo era justa sino necesaria y esos desórdenes eran repudiados desde los noticieros de los actuales comunicadores opositores que gritan ¡censura! En cada espacio que poseen, que hoy salen como es su derecho, a las calles a marchar y hacer las protestas que antes hubieran condenado.
Lamentablemente la memoria les falla a las personas de izquierda, hoy se atreven a acusar de golpistas a las feministas, a los y las indígenas o a las personas que no cuentan con medicamentos a tiempo, no les descalifican tan deplorablemente como Alazraki, pero en su discurso sólo falta que les llamen también “comemierdas” a todo el que levante la voz críticamente contra el gobierno del presidente Andrés Manuel, porque entonces son automáticamente golpistas de derecha que quieren tirar a morena.
Cabe hacer una aclaración, hay ciertamente conspiraciones y financiamientos que deben ser señalados en la actual oposición. Se ha comprobado que medios como LATINUS son financiados por el grupo de Roberto Madrazo y la administración de Silvano Aureoles, que Mexicanos Contra la Corrupción tiene remesas de la embajada del vecino del norte y que hay muchos comunicadores que seguramente están “ardidos” por la pérdida del dinero público, pero de eso a la ceguera hay un paso.
Justificarle todo a AMLO es igual de dañino que tergiversar la realidad para atacar todo lo que salga de Palacio, son estos personajes los que encabezan una peligrosa realidad social. La disonancia cognitiva que es el trastorno de la realidad para ver lo que se quiere ver es lo que más común en redes sociales y en la vida política nacional.
Lo que ocurre cuando hay dos grupos que, como Salinas, ni ven ni escuchan (a otros que no piensen lo mismo) es mera despolitización, es la característica de un pensamiento acrítico, de personas que gritan y patalean cuando alguien toca sus preciados dogmas, si me lo permiten, es el neo oscurantismo que con fe ciega sólo admite una versión del mundo.
Mi consejo es simple, deje a un lado la biblia que se medica a diario, escuchemos, leamos y atendamos a las y los demás, seamos un poco sociables, un poco democráticos; sigamos en redes a cuentas contrarias, veamos notas que desde el titular nos disgustan, o escuchemos hasta que nuestro hígado nos dé, a las voces que generalmente quisiéramos “mutear”, y tal vez, nos demos cuenta de que estamos hablando de cosas similares pero en idiomas distintos, y que quizás, haya puntos que podamos arreglar en conjunto, enemigos que quisiéramos erradicar juntos, mediante un diálogo más profundo y diverso.
No le demos la espalda a la política y al disenso, porque nada es blanco o negro completamente, porque todos tenemos una verdad que compartir y porque la política no es una religión de dogmas inamovibles. Escuchémonos para tratar de hacer de la tierra un paraíso.
Alexis Javier Esperanza Reyes
Ciencia Política y Administración Pública en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Twitter: @JavierEsperanzz
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