En los últimos años, el incremento en el uso de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación ha generado una necesidad relevante de estar “conectado” permanentemente en búsqueda de información, o simplemente ocupando el tiempo en redes sociales.
Si bien es cierto que el uso de las TIC son una herramienta útil para enriquecer los entornos educativos y comunicativos, el uso inadecuado o excesivo, también representa riesgos y consecuencias negativas, principalmente entre los niños, adolescentes y jóvenes por considerarse población vulnerable, una de ellas es producir dependencia, restringiendo incluso la libertad de las personas.
Es bien conocido que cuando una persona tiene una adicción, se observa pérdida del autocontrol y naturalmente las conductas de dependencia son altamente observables. En el tema que nos ocupa, la adicción a las nuevas tecnologías denominada tecnofilia o tecnoadicción, el rasgo más frecuente y característico es el uso inadecuado y desmedido de internet, videojuegos, dispositivos electrónicos, ya sean teléfonos inteligentes, tabletas y/o computadoras.
Naturalmente que esta nueva condición adictiva, ha sido motivo de estudio para poder determinar y analizar la causa y el origen, por lo que hay que ser sensibles para poder detectar si se está presentando un cuadro de tecnofilia o tecnoadicción, y entre los signos más notorios se encuentran los siguientes:
- Aislamiento social directo. – Las personas que presentan adicción, utilizan las tecnologías como herramientas para relacionarse con otras personas, evitando el contacto social directo con los demás.
- Dependencia digital. – En casos extremos se llega a presentar incapacidad para desenvolverse en tareas cotidianas, si no es por medio de las tecnologías.
- Aumento descontrolado de su tiempo de uso.
- Sentimientos de tristeza, enojo e irritabilidad cuando no pueden utilizar las TIC.
- Reducción de las horas de sueño, afectando así la higiene del sueño y el descanso reparador.
También es necesario conocer cuáles son los factores de riesgo para generar esta dependencia, y estar atentos para tratar de evitarlos:
- Edad. – Como se mencionó al principio los niños y adolescentes son las personas más vulnerables y quienes presentan mayor potencial para desarrollar esta adicción.
- Necesidades insatisfechas. – La cultura del consumismo ocasiona una necesidad extrema por conseguir las novedades del mercado tecnológico, el último modelo de un teléfono celular, la última expansión de un videojuego, etc., pudiendo enmascarar otras necesidades insatisfechas que abonen al desarrollo de conductas adictivas.
- Identidad alejada de la realidad. – Las redes sociales y las plataformas online se constituyen como el escenario ideal para crear una identidad falsa en el mundo virtual, favoreciendo el distanciamiento de todo lo que realmente se gusta de disfrutar.
- Rasgos de personalidad. – Cuando se es excesivamente tímido, impulsivo, se tiene una baja autoestima, se tiende a buscar nuevas sensaciones pueden “ayudar” a afrontar las dificultades cotidianas de forma inadecuada, como lo es justamente, desarrollando la dependencia tecnológica.
- Estados emocionales. – Tener en cuenta que la fatiga o la preocupación son, junto a un bajo estado de ánimo o un fuerte sentimiento de hostilidad, algunos de los estados emocionales más frecuentemente vinculados con la aparición de conductas adictivas.
- Factores familiares. – Habitualmente desarrollarse en un ambiente familiar rígido o, por el contrario, demasiado permisivo y laxo, puede ser un obstáculo para propiciar el autocontrol, por lo que la aparición de conductas adictivas como medio de regulación emocional, incrementan su frecuencia.
¿Cómo puede prevenirse la tecnofilia o tecnoadicción?
Acciones aparentemente sencillas pueden prevenir que niños, adolescentes y jóvenes desarrollen esta adicción, entre las que se recomiendan:
- Disminuir el uso de aparatos electrónicos y regular las horas en las que estos pueden ser utilizados.
- Motivar las relaciones interpersonales en la vida real con amigos y familiares.
- Favorecer otras actividades culturales que puedan realizarse fuera del entorno tecnológico, como visitar museos o ir a conciertos, al cine o a la biblioteca, etc.
- Promover las actividades deportivas y grupales.
- Fomentar la comunicación para entender y resolver el problema, iniciando con el diálogo en el núcleo familiar.
Considerar que, en los adolescentes, la adicción a la tecnología también puede expresarse en consecuencias adicionales, como bajo rendimiento escolar y baja autoestima, lo que trae de la mano otras complicaciones a enfrentar y resolver, ya que al alterarse los patrones del sueño, se afectarán también la atención y concentración, los niveles de memoria, presencia de cuadros de ansiedad e hiperestimulación, dificultades para socializar y para comunicarse, y desde luego, cambios en los estados de ánimo. Por lo que, si se observa que un niño, adolescente o joven enfrenta adicción a las tecnologías, es fundamental consultar con un profesional para que pueda ayudar a entender, aceptar la adicción, proporcionando alternativas y herramientas para resolverla.

DLpoder es un medio independiente, tus suscripciones a contenido exclusivo y donativos son valiosos para seguir en este esfuerzo para generar una sociedad informada y crítica.