Las mujeres son las principales víctimas de la violencia intrafamiliar, de 126 mil casos anuales registrados en 2015, la cifra se elevó a 178 mil en 2018, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Salud Pública. En este país, donde 7 de cada 10 mujeres han sido violentadas, quizás hace falta un cambio en la forma de educarnos, hacia una perspectiva del feminismo porque, al menos en lo que respecta al esquema patriarcal, creo que hemos fracasado.
Chimamanda Ngozi Adichie es una escritora feminista nigeriana. A los 19 años se trasladó a Estados Unidos para estudiar Comunicación y Ciencias Políticas en la Universidad Drexel, en Filadelfia. Posteriormente realizó estudios en la Universidad Estatal de Connecticut, en la Universidad John Hopkins, y en Yale.
En el 2015, una amiga de la infancia le preguntó cómo criar a su hija para que fuera feminista. “No sé”, respondió Chimamanda, a quien le pareció una tarea inmensa. Para responder a la petición de su amiga, Chimamanda decidió escribirle una carta, sincera y práctica, que a la vez sirviera como un mapa del pensamiento feminista de la autora. El resultado fue Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, (Penguin Random House, 2017).
A continuación, te presento el sumario breve de los quince consejos:
Primera sugerencia
Sé una persona plena. La maternidad es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella. Nunca te disculpes por trabajar. Te gusta lo que haces, y que te guste lo que haces es un regalo fantástico para tus hijos. Ni siquiera tiene que gustarte tu trabajo, basta que te guste lo que el trabajo hace por ti: la confianza y plenitud que se derivan de trabajar y ganarse la vida.
Segunda sugerencia
Háganlo juntos. ¿Recuerdas que en primaria aprendimos que el verbo es una palabra de “acción”? Pues bien, un padre es tan verbo como la madre.
Tercera sugerencia
Enséñale a tu hija que los “roles de género” son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo “porque es niña”. “Porque eres una niña” nunca es una razón para nada. Nunca. Saber cocinar no es un conocimiento preinstalado en la vagina. A cocinar se aprende.
Cuarta sugerencia
Cuidado con el peligro de lo que yo llamo Feminismo Light. Es la idea de la igualdad femenina condicional. Recházala de plano, por favor. Es una idea vacua, fallida y tranquilizadora. Ser feminista es como estar embarazada. Lo estás o no lo estás. O crees en la plena igualdad entre hombres y mujeres o no.
Quinta sugerencia
Enseña a tu hija a leer. Enséñale el amor por los libros. La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá que leer es valioso.
Sexta sugerencia
Enséñale a cuestionar el lenguaje. El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y presunciones. Pero para enseñarlo tendrás que cuestionar tu lenguaje.
Séptima sugerencia
Jamás hables del matrimonio como un logro. Encuentra maneras de aclararle que el matrimonio no es un logro ni algo a lo que deba aspirar. Un matrimonio puede ser feliz o desgraciado, jamás un logro.
Octava sugerencia
Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse en un ser sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente.
Novena sugerencia
Dale a tu hija un sentido de identidad.
Décima sugerencia
Fíjate en cómo tratas el tema de su apariencia. Anima a tu hija a practicar deporte. Enséñale a ser activa físicamente.
Undécima sugerencia
Enséñale a cuestionarse en uso selectivo que hace nuestra cultura de la biología como “razón” para las normas sociales.
Duodécima sugerencia
Háblale de sexo y empieza pronto. Probablemente te resultará embarazoso, pero es necesario.
Decimotercera sugerencia
A tu hija, sea heterosexual u homosexual, le llegará el amor, así que asúmelo.
Decimocuarta sugerencia
Al enseñarle sobre la opresión, ten cuidado de no convertir a los oprimidos en santos. La santidad no es prerrequisito de la dignidad. La gente mentirosa y cruel también son seres humanos, y también merecen ser tratados con dignidad.
Decimoquinta sugerencia
Háblale sobre la diferencia. Convierte la diferencia en habitual. Haz normal la diferencia. Enséñale a que valore la diferencia. Porque la diferencia es la realidad de nuestro mundo. Y al enseñársela, estás equipándola para sobrevivir en un mundo diverso.
Carlos Campos
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