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AMLO y la polarización social

Su triunfo fue, sin lugar a dudas, contundente. Después de la histórica triada de derrotas del izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas por la Presidencia, demostró que si la tenacidad y perseverancia política rinden frutos a través de campañas bien estructuradas. Debo decirlo: Andrés Manuel López Obrador es uno de los políticos más brillantes de la historia moderna de nuestro país, lo felicito por su triunfo y le deseo el mayor de los éxitos. Sin embargo, no celebro ni estoy contento con su victoria.

Me explico. Nada tienen que ver mis convicciones políticas personales, pues me permito ser imparcial para fortalecer mis puntos de vista escritos y verbales. No obstante, he sido muy enfático desde el inicio de esta jornada electoral: No estoy de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador.

Considero que el político tabasqueño, desde sus inicios, ha sido un hombre que ha basado su discurso en la polarización social. Claramente, su propuesta populista, al igual que se ha visto a nivel internacional, busca la confrontación del sector socioeconómicamente desfavorecido con las mal llamadas “élites ciudadanas”. En consecuencia, alrededor de su persona han girados actos de violencia verbal, física y mediática.

Recordemos que el proceso electoral por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el año 2000, donde resultó ganador, pasó a la historia por ser una de las contiendas más violentas en la historia de la ciudad, y resaltaron varios “encontronazos” entre simpatizantes del líder izquierdista con simpatizantes de diversos partidos políticos. Sin embargo, el común denominador en cada uno de ellos siempre fue el mismo: López Obrador.

El divisionismo se acrecentó irrefutablemente con la polémica manifestación tras su derrota en 2006 en Reforma, donde provocó un caos vial de proporciones que duele recordar, además de los negocios que cerraron por la escasez de venta producto del plantón y, en adición, los crecientes niveles de violencia y agresiones a civiles que su berrinche disparó. Andrés Manuel López Obrador demostró que es una persona volátil a la que no vale la pena oponerse.

La contienda en 2012 registró niveles de violencia mucho más grandes, siendo la segunda vez que López Obrador contendía por el cargo. Se recuerdan momentos históricamente bochornosos, pero también interesantes para el análisis, como la controversial manifestación en la Universidad Iberoamericana, conocida como el “Yo Soy 132” donde, se supo, había una gran cantidad de protestantes afines al entonces perredista.

Ahora, 2018, la tercera oportunidad de López Obrador de hacerse del anhelado cargo, en esta ocasión por un Partido Político inentendible, pero propio: El Movimiento de Regeneración Nacional. Después de las mayores elecciones en la historia de nuestro país, López Obrador se corona como el contundente ganador de la jornada, en una de las elecciones más violentas en la historia de nuestro país, donde la polarización sobrepasó la sana rivalidad política y protagonizó de principio a fin la llamada “Grande 2018”.

En contraste con sus adversarios políticos: Es común escuchar a gente diciendo que concuerda o discrepa de José Antonio Meade o Ricardo Anaya, así como en su momento lo fue con Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Felipe Calderón y Roberto Madrazo. No obstante, en el caso de Andrés Manuel López Obrador, las opiniones se han radicalizado. Sin afán de generalizar, enfatizo que una gran mayoría de los simpatizantes de AMLO lo veneran de una manera casi profética, con una cierta tendencia de cariño y admiración que hasta se antoja personal. Por otro lado, sus detractores no solo difieren de su proyecto de nación, sino que le tienen miedo o repudio a su persona. Lo más alarmante es que esta división tan extremista ha sido alimentada por la misma tendencia populista y demagógica que acompaña sus discursos, así como sus respuestas explosivas e intempestivas ante situaciones poco favorecedoras para él. Hoy en día, es un factor prácticamente irremediable. Así es él y esta polarización es fruto de lo que ha cosechado y contagiado en sus simpatizantes y detractores. Y si necesitamos más pruebas, solo hay que voltear y ver las reacciones de algunos morenistas ante los resultados electorales en Puebla…

Espero, de verdad, que ahora que ha conseguido su objetivo, Andrés Manuel abogue por el beneficio colectivo y no sólo de unos cuantos. Deseo que actúe con la serenidad y sensatez suficientes para buscar la unión nacional en lugar de la división. No lo hizo cuando Gobernó un municipio en Tabasco. No lo hizo cuando fue Jefe de Gobierno del D.F. No lo hizo en sus dos primeras campañas Presidenciales. No lo hizo con la creación de MORENA y, hasta hoy, sigue sin hacerlo. Tiene ahora su oportunidad de oro, al frente de la Nación. Deseo que la aproveche y se redima ante quienes aún lo cuestionamos. Si es así, seré el primero en reconocerlo. Hasta entonces, prefiero permanecer escéptico…

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Carlos Sagaòn

Twitter: @SagaonCarlos IG:@carlossagaonruiz

Estudiante de la Facultad de Comunicación en la Universidad Anáhuac, con especialidad en Periodismo. Popular escritor en la plataforma Wattpad. En su blog «Política Entre Jóvenes» se tratan diversos temas de carácter nacional e internacional.

Los comentarios realizados por las plumas invitadas en dlpoder.com reflejan las perspectivas y análisis personales. DLpoder es un medio de comunicación democrático en donde todas las perspectivas aportan valor y son respetadas sin discrepancia.

 

 

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